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El largo camino de la Cicih

Se creía que la instalación de la Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Cicih) llevaría menos tiempo. Ya van seis meses desde que la Presidencia de la República, encabezada por Xiomara Castro, oficializó la solicitud a la Secretaría General de las Naciones Unidas (ONU), y todavía no hay nada en firme.

Con las dificultades que ha tenido el organismo internacional en temas relacionados con la gobernabilidad en el continente, se está volviendo más exigente en acciones que comprometan su imagen. Extrañamente, en Guatemala, en el momento que la Cicig estaba obteniendo los mejores resultados en su lucha contra la corrupción y otros delitos, al surgir las investigaciones relacionadas con actos de corrupción al entorno familiar del expresidente de la República Jimmy Morales se inició una campaña orientada a descalificar al organismo, acción que concluyó con su salida antes del tiempo para el cual se había firmado el convenio.

En un hecho similar, pero utilizando la fuerza, la ONU fracasó en Haití. La misión de los llamados Cascos Azules, sus operaciones finalizaron antes de la fecha prevista para 2019. En ambos casos, los propósitos establecidos no se lograron y, por el contrario, una vez que concluyó su presencia en esos países, la situación ha empeorado.

Eso ha llevado al organismo mundial a poner más candados a su participación en aspectos que tienen que ver con su involucramiento en la solución de todo tipo de conflictos. El último borrador enviado por la ONU a las autoridades hondureñas sobre la solicitud comentada plantea un cronograma, y, además, una serie de exigencias para su instalación. El organismo mundial ya no quiere ser un convidado de piedra en la resolución de conflictos de sus miembros.

Se pide, por parte de la ONU, que la Cicih tenga independencia e imparcialidad, además, se solicita que se deroguen o reformen leyes que podrían ser un obstáculo para su trabajo. Lo que probablemente haga mella en los grupos de poder es la condición donde se pide que la comisión se constituya en acusador privado.

Nada de lo que se plantea en el borrador enviado por la ONU se aleja de las demandas de distintos sectores de la sociedad hondureña que, preocupados por lo que ha venido ocurriendo en el país, se han pronunciado favorables a una participación internacional en el tema relacionado con el combate a la corrupción, son condiciones indispensables para que se pueda hacer un trabajo con resultados positivos y de largo alcance.

Los mismos que en el pasado reciente promovieron la salida de la Maccih serán los que se opondrán a la presencia de la Cicih, más aquellos que desde el gobierno no querrán verse envueltos en investigaciones y sanciones por hechos de corrupción.

Para los ladrones no hay vacunas, tampoco tienen ideología. La corrupción es una enfermedad, dice el papa Francisco. La ONU ha puesto en su agenda temas que medirán la voluntad de los políticos. Si la solicitud de su presencia en Honduras, con una comisión de combate a la corrupción, es real o fue, apenas, un tema de campaña.