En Honduras, los procesos electorales son altamente costosos y pagados con nuestros tributos. El actual proceso de elecciones generales e internas 2025 les costó más de L 3,000 millones a los hondureños. ¿Cuál es el resultado? Un proceso lleno de especulación debido a las maniobras políticas del partido en el gobierno dentro del CNE, lo que generó un clima tenso y cargado de incertidumbre.
Debemos recordar que los colectivos de Libre se apoderaron de las instalaciones del organismo electoral y exigieron ciertos requerimientos técnicos para el sistema de transmisión de resultados. Producto de esos atrasos, algunos procesos no fueron adjudicados en los tiempos establecidos -ya sabemos por culpa de quién-.
En el proceso poselectoral, se ha vivido incertidumbre por el silencio del CNE, ya que ha sido una elección reñida entre el Partido Liberal y el Partido Nacional, y ha costado definir quién es el ganador. Libre no forma parte de la discusión; de hecho, ni siquiera figura en la competencia presidencial. Sin embargo, han exigido la nulidad del proceso electoral, comunicaron que no facilitarán la transición de gobierno e instruyeron a sus militantes a no abandonar los cargos con los “enemigos del pueblo”. Curiosamente, para la lógica de Libre, las elecciones son transparentes si ellos ganan y fraudulentas si pierden. Además de haber gobernado mal, son malos perdedores. En lugar de hacer un ejercicio introspectivo y retrospectivo, buscan culpables antes de reconocer sus propios errores.
Tristemente, el costo de la democracia en Honduras es alto, no solo en lo económico sino también en lo emocional.
Es urgente realizar reformas legales para descargar al Estado de la tensión que provocan los partidos políticos. Las elecciones primarias deben ser financiadas por los mismos partidos, no por los ciudadanos. La segunda vuelta es necesaria; no es correcto tener un gobierno electo con menos del 50 % de aprobación. También es indispensable garantizar que los organismos electorales no sean manejados por los partidos políticos. Ya vemos lo que hace Libre cuando algo no le parece: simplemente no sesionan.
¿Esos son los demócratas que gobiernan este país? Pensé que los sectores más radicales de ese partido se llamarían a la reflexión para analizar en qué han fallado, pero están llamando al anarquismo y al caos, porque es el único recurso que les queda.