omento los principales hallazgos del Panorama General en dos apartados por país: Bienestar subjetivo y Escenarios demográficos. Desde hace veinte años han sido más relevantes los indicadores de Bienestar subjetivo, complementando a los indicadores tradicionales que evaluaban la calidad de la vida y bienestar de las personas, que ahora expresan si están muy insatisfechas, algo insatisfechas, algo satisfechas y muy satisfechas. Como siempre, la mejor calificación es de los ticos y los panameños, seguidos por los chapines, pero más distantes los nicas, guanacos y catrachos. En el 2012, los porcentajes de algo o muy satisfechos con la vida fueron de 95.0, 93.3 y 92.8% en Panamá, Costa Rica y Guatemala, respectivamente; 88.4, 86.6 y 85.7 en Nicaragua, Honduras y El Salvador.
Según el Barómetro de las Américas, del 2004 al 2012 la criminalidad fue el principal problema para los de la región, excepto en Nicaragua, por su excelente seguridad pública y son el desempleo, la pobreza y la inflación los que más les preocupan.
Demográficamente, “la región transita por un período de acelerado crecimiento demográfico y transformaciones profundas en la estructura de su población”; que crecerá hasta más de 70 millones en el 2080 y podrá bajar solo con bajas tasas de natalidad, pero demandará más empleos, viviendas y servicios básicos, agua y alimentos, con aumento de los desechos y las emisiones, pero seguirán siendo los países más desarrollados los mayores contaminadores.
Guatemala duplicará sus 30 millones de población en 60 años, creciendo la proporción actual del 30% al 45%.
En lo que resta del siglo XXI habrá dos etapas demográficas: la del bono demográfico en que la población dependiente (menores de 15 y mayores de 65) tiene una importancia relativa menor debido a la creciente edad potencialmente más productiva (15 a 65), lo cual no es una ventaja automática ni espontánea, sino que depende de las políticas públicas adecuadas; de lograrse, la población entraría en una etapa de acelerado crecimiento de modo que llegado al punto mínimo de dependencia, alrededor del 2040, será el momento para ser aprovechado en la estrategia de los gobiernos regionales, pues sus tasas de dependencia son bajas en la mayor parte de los países durante varios años.
Concluida la primera etapa del bono demográfico, la región entrará en la segunda, por un acelerado crecimiento de su población mayor de 65 años que superará hacia el 2060 a la de 15 años; año en que la población de los niños y niñas menores de 15 años será la mitad y el porcentaje de los adultos mayores se habrá triplicado en relación con el año 2013. Esta fase presupone grandes desafíos socioeconómicos para la región, especialmente en cuanto a la disponibilidad de la fuerza de trabajo necesaria para lograr crecimiento económico, y soportar especialmente la presión sobre los sistemas de salud y pensiones.
El informe clasifica los países de la región en tres grupos, según la etapa de la transición demográfica:
a. Costa Rica, cuyo valor mínimo de dependencia la tendrá a principios de los 20 y en los 40 tendrá más población adulta mayor que niños.
b. Guatemala, una transición intermedia, pues su punto mínimo le llegaría en los años 50.
c. El resto se encuentran en una transición media, pues su punto mínimo de dependencia se dará entre el 2030 y el 2040.
“Cuanto más adelantado esté un país en su transición demográfica, más pronto podría beneficiarse del bono demográfico, pero también implica que el tiempo para implementar las políticas públicas del envejecimiento será menor”.
Llegó el tiempo para tener el liderazgo alfabeto, no asnal