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Control de precios y populismo

En una crítica abierta al gobierno argentino realizada por el columnista de Infobae Roberto Cachanosky, quien también es autor del libro “Por qué fracasó la economía K” (Kirchneriana), en un reciente artículo expresa que: “ensayando una vez más la receta fracasada en el mundo y más aún en el país, el Gobierno no solo apela a una medida que a lo largo de la historia demostró no servir para frenar la inflación, sino que, además, hace un acuerdo, como en las épocas más violentas del peronismo cuando el general decía que ‘estaba dispuesto a hacer cumplir los precios máximos, aunque tuviese que colgarlos a todos’. Una versión siglo XX de los edictos de Diocleciano en el siglo IV DC en que había establecido la pena de muerte para quienes no cumplieran con los precios máximos”.

El incisivo autor argentino agrega que: “El ministro de Economía Sergio Massa repite medidas que fracasaron hace 1700 años, se sumergió en Diocleciano. La pregunta es: ¿si el Gobierno está festejando que no llegó a los tres dígitos de inflación anual en 2022 porque estuvo en el 95%, para qué manda a las fuerzas de choque a controlar precios en los supermercados?”.

En un claro respaldo a la teoría monetarista, Cachanosky denuncia a la administración de Alberto Fernández afirmando: “Lo que el Gobierno no dice es que, en diciembre, a pesar del fuerte aumento del stock de Leliq y Pases netos del BCRA, para esterilizar el exceso de pesos en la economía, la base monetaria creció en promedio 9.6% respecto del promedio de noviembre y que en los primeros 10 días de enero se expandió 9.3% adicional. En otras palabras, se asiste a un festival de emisión monetaria que inevitablemente tendrá impacto sobre el nivel de precios porque son pesos que la gente no demanda”.

Siguiendo la línea de opinión de Cachanosky, me atrevo a formular dos interrogantes: ¿qué pasó con el reciente control de precios en Honduras? ¿Cómo se está comportando la emisión monetaria en nuestro país?

A esta altura del tiempo posnavideño resulta claro que el control de precios implementado por la Secretaría de Desarrollo Económico el año pasado no logró su objetivo y más bien provocó un marcado descontento entre los consumidores y los empresarios.

Aunque se trate de vender la idea de que pronto se procederá a multar con sumas millonarias a los especuladores, la verdad es que este castigo es inútil, y más bien crea “mala sangre” con las empresas involucradas, que recurrirán a buscar el amparo jurídico de sus experimentados abogados. Así, sencillamente el control de precios ha sido un rotundo fracaso.

Respecto a la emisión monetaria, de acuerdo con el Banco Central de Honduras (BCH), durante el 2021 la misma creció interanualmente un 18.5%, en contraste con la del 2022, cuando tal variable solamente aumentó un 7.3%, mientras en la semana comprendida desde el 30/12/2022 al 05/01/2023, se incremento un 3.4%. En resumen, en Honduras durante el 2022, la emisión monetaria tuvo un comportamiento moderado (7.3%), por lo cual no es inflacionaria.