Aranceles y confrontación

Trump, bajo la consigna de ‘volver a hacer grande a Estados Unidos’, ha reconocido el empeoramiento de las condiciones de vida de la población”

  • Actualizado: 24 de abril de 2025 a las 00:00

Y no es que la democracia, tal como la hemos vivido en la mayoría de las naciones, haya construido un mundo de paz y progreso, aunque sus defensores dicen que es el mejor sistema para vivir. Esa democracia que ha sido el espacio privilegiado para una minoría, pareciera que está llegando a su final, toda vez que su principal fuente de inspiración en más de un siglo, los Estados Unidos de América (EUA), da señales de una profunda crisis económica, social y política. Las valoraciones sobre esa crisis están surgiendo desde los núcleos políticos del partido gobernante, el Partido Republicano.

Cuando Donald Trump, después del proceso electoral en el cual salió electo Joe Biden, promovió, de forma violenta, el asalto al Capitolio, sede del Congreso de la nación, George W. Bush, expresidente estadounidense (2001-2009), calificó el acto como algo propio de una “república bananera”, haciendo alusión a los políticos de los países de Centroamérica, que, tanto en el pasado como en el presente, convierten los procesos electorales en puntos de confrontación y en actos ilegales.

Algunos ciudadanos norteamericanos consideraron ese acto como algo terrible para la democracia, calificando el hecho como un momento que no se volvería repetir. Trump, ya en su segundo mandato, está demostrando que aquello no era algo pasajero, con una serie de acciones que van desde despido de miles de trabajadores públicos, cuestión poco usual en los Estados Unidos, hasta las pretensiones de crear un nuevo orden económico mundial basado en el proteccionismo, en contra del libre mercado, hasta hace poco defendido por la nación del norte y por los organismos internacionales de crédito.

Trump, bajo la consigna de “volver a hacer grande a Estados Unidos”, ha reconocido el empeoramiento de las condiciones de vida de la población. Especialistas en el tema económico señalan que el debilitamiento de las instituciones y la crisis económica por la cual atraviesa ese país, con una deuda que supera los 36 billones de dólares, un déficit fiscal de 2 billones de dólares y un comercio deficitario, es el mayor desafío que tienen los Estados Unidos en este momento. Esto es el resultado de la avaricia de un puñado de súper ricos, donde el 1% posee más de un tercio de toda la riqueza. Este segmento de la población, motivado por la avaricia, en la segunda mitad del siglo pasado empezó un proceso de desindustrialización, generando una fuga de la manufactura y la industria automotriz a otros países, especialmente a China, donde los costos de producción son más bajos, dado el nivel de desarrollo tecnológico y de organización de la empresa.

Ahora, con la política arancelaria de Trump, es poco probable que las empresas que fueron relocalizadas en otros mercados regresen a los Estados Unidos. Perderían capacidad competitiva y con ello menor demanda de su producción.

La política económica de Trump en su propósito de “volver a hacer grande a Estados Unidos” está encontrándose con un mundo multipolar, encabezado por China, que le será muy difícil enfrentar. Lo más probable será una mayor crisis de consecuencias insospechadas.

Te gustó este artículo, compártelo
Últimas Noticias