Cartas al editor

La justicia y Santo Tomás

Uno de los componentes principales en la ética cristiana es la formulación que se propone acerca de las virtudes, clasificándolas en la siguiente jerarquía: en un lado estarían las virtudes cardinales como la fortaleza, la prudencia, la templanza y la justicia; estas virtudes se encargan de regular las relaciones establecidas entre los hombres, son virtudes naturales, siendo “la justicia la principal entre las virtudes morales”.

Como este sistema fue concebido en una época envuelta en graves problemas mundanos, se introdujo una idea portadora de un gran contenido moral y que dejaría en el papel la posibilidad de alcanzar la perfección y la justicia, que no es más que la idea de la igualdad entre los hombres. Ese mensaje de igualdad estaba indicado para una sociedad en donde existían profundas diferencias y la más grande desigualdad, manifestadas en la división social de aquel momento entre la servidumbre y los señores feudales.

Por otra parte, se afirma que hay una virtud que podría considerarse superior y que no es más que la justicia, esto es de la voluntad y consiste en dar a cada quien lo que le corresponda.

Esta virtud no es sólo conceptual, sino que Santo Tomás de Aquino especifica de qué se trata, así, está la justicia general cuando se trata de la comunidad, la legalmente establecida; si se trata de dar a cada uno lo que le corresponde según sus méritos y circunstancias es una justicia distributiva.

También está la conmutativa que se encarga de regir los intercambios entre los individuos y consiste en dar lo igual por lo igual.

Limitaciones que se pueden identificar en esta ética: puede considerarse una limitación de esta ética el ordenar y regular la conducta con vistas a otra realidad y teniendo como norte a un valor supremo externo. Ese sumo bien solo podía alcanzarse en otro mundo para el cual el hombre se preparaba con el ejercicio de ciertas virtudes, cardinales y teologales, principios y normas de vida que, por ser de origen divino, se presentaban como algo incondicionado absoluto e indiscutible.