Cartas al editor

La investigación criminal

La investigación criminal, al igual que la filosofía y la religión, busca la verdad.

Sí, estimado lector, la verdad de los hechos y, para ello y, desde que el hombre vive en sociedad, ha logrado desarrollar procesos cognitivos, de análisis y comprensión para establecer el ordenamiento por medio del que se ha de regir su conducta en esa misma sociedad de la cual es parte, y a la vez crear ciencias de las que se auxilia para comprender el desarrollo de los hechos.
Estos conocimientos han permitido crear instituciones que son responsables de mantener el orden, en procura de la convivencia ciudadana, siendo la Policía una de ellas, misma que es la encargada de vigilar el cumplimiento de la ley, así como de realizar la investigación de los delitos.

Es en esta área en donde, con el paso del tiempo, se crean especialidades a fin de atender la tipología del delito y sus complejidades.

Es así como, entre otros, tenemos: delitos contra las personas como el homicidio, el asesinato; delitos contra el patrimonio como el hurto, el robo; delitos contra la libertad sexual como la agresión sexual, acoso sexual, abuso sexual y explotación sexual; delitos contra la administración pública como la malversación, tráfico de influencias, abuso de autoridad, así como delitos de lesa humanidad y contra la comunidad internacional.

Esta es apenas una pequeña lista del conglomerado de acciones que se cometen y que van en contra de las leyes.

Para el combate a estos delitos se desarrollan técnicas que se auxilian de ciencias como la psicología, documentología, medicina, física aplicada, dactiloscopia, balística, química, biología, y otras más.

Es de suma importancia comprender lo que motiva al delincuente a cometer el hecho, pero este es tema para un posterior artículo.

Sin embargo, y sin lugar a dudas, es vital la participación directa del investigador —quien conjuga todos estos elementos— para la resolución de cada caso y con ello ayudar en la aplicación de la justicia.