Cartas al editor

La educación y el magisterio

Hemos comenzado un nuevo siglo en el camino de la independencia, y la sociedad hondureña, la mayoría con nuevas expectativas. Este primer cuarto del siglo XXI quedará marcado en la vida nacional por todo el sufrimiento producido por el hambre, la pandemia, el crimen común, el crimen organizado, y aunado a ello, un sistema educativo fracasado y un magisterio desesperanzado al no recibir muchos de ellos sus sueldos por la culpa de un gobierno indolente.

Hay grandes esperanzas por parte de la sociedad para que el próximo 28 de noviembre se elija un buen gobierno, con personas académicamente preparadas y que al incluirlos en los diferentes puestos, usen sus propias ideas para hacer bien las cosas, tal como se las soliciten los superiores; que actúen con libertad, con consciencia y propias decisiones, pero que se olviden de esos puestos donde actúan como borregos.

El sistema educativo necesita verdaderas reformas, como también que los 70 mil maestros en servicio gocen de actualizaciones y que los técnicos de educación se olviden de aquella palabrita que toda la vida han utilizado: “capacitación”. Se capacita a los incapacitados; los maestros son profesionales de la educación, egresados de las escuelas normales y de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UNPFM), por lo tanto, cuentan con suficiente formación tanto pedagógica como didáctica.

El nuevo gobierno, a través de la Secretaría de Educación, deberá preocuparse por darle a las comunidades locales modernos como escuelas, facilitarles todos los servicios necesarios; y a los maestros dotarlos de material didáctico moderno, libros de texto y equipo tecnológico; solo en esa forma tendremos para el año 2050 más de 1.5 millones de alumnos preparados para ingresar a las universidades, y en el 2070, una sociedad culta formando a la nueva Honduras.