El tema de la extradición, por su importancia e impacto en la vida política y social del país, es uno que despierta mucho interés y genera debate público. No es casual, entonces, que despierte apasionados debates y genere contradicciones que pueden resultar letales. El tema de la extradición volvió a cobrar inusitada presencia en el 2019 con el caso de “Tony” Hernández y hoy con el caso del expresidente Juan Orlando Hernández.
¿Pero qué es la extradición? La extradición es la entrega de la persona de un Estado a otro para su enjuiciamiento o para cumplimiento de pena. Es un procedimiento judicial basado en el principio de reciprocidad, lo que significa que existe un tratado al cual ambos están suscritos. Hay tres argumentos gruesos contra la extradición según Hernando Gómez: uno realista, otro político y otro jurídico. El realista es aplastante: la extradición provocaría terrorismo. El político es sonoro: la extradición viola la soberanía. El jurídico es tajante: la extradición está prohibida.
Pero resulta que si un Estado cede al terrorismo deja de ser Estado, que los países soberanos llevan siglos de aceptar la extradición, y que una Constitución jamás puede deshacer un tratado. Igual hay tres argumentos básicos en favor de la extradición como afirma Hernando Gómez: el práctico, el moral y el legal. El práctico es contundente: puesto que aquí la justicia es incapaz de castigar a los narcos, enviémoslos a cárceles de verdad. El moral es elegante: puesto que el narcotráfico es un crimen contra la humanidad, Colombia debe entregar a los narcos.
El legal es impecable: trato es trato, y Colombia hizo un trato con los Estados Unidos. La extradición para Rodrigo Osorio de la Universidad de Santo Tomás es un tema con antecedentes históricos y ancestrales a nivel mundial, esencial en aras de contrarrestar el delito y aplicar justicia.
