Opinión

Cambios en el mapa petrolero mundial

A finales del 2013, dos noticias sacudieron el mercado petrolero mundial. La primera, el hallazgo en el desierto de Coober Pedy, al sur de Australia, de un gigantesco yacimiento de petróleo que ha sido catalogado como uno de los mayores del mundo; se calcula que sus reservas son de 233 mil millones de barriles, superiores a las que actualmente tienen en su conjunto los países que poseen las mayores reservas probadas del mundo: Venezuela, Irán, Irak y Canadá.

La segunda, Estados Unidos de América (EUA) se convirtió en el primer productor mundial de hidrocarburos, por encima de Rusia y Arabia Saudita. Ambas noticias darán mucho de qué hablar en los próximos años por los cambios que generan en el mapa y el mercado energético mundial.

Lo trascendental en el resurgimiento petrolero de EUA no es que haya superado la producción rusa, sino la producción de Arabia Saudita, la mayor potencia petrolera del mundo. Ahora el hecho de que EUA sea el primer productor mundial de combustibles no solo reconfigura el mapa y el mercado energético internacional, sino que revitaliza su poder económico, genera un nuevo viraje en la geopolítica mundial y adquiere una enorme ventaja competitiva frente a la Unión Europea, China y Japón.

EUA, al eliminar su dependencia energética de los países árabes, originará nuevas reglas de peso y contrapeso en la estabilidad de los precios del crudo con el cartel petrolero de la OPEP. Además, lo interesante de su renacimiento petrolero es que registra el mayor crecimiento de su producción en los últimos 150 años y, al convertirse en el primer productor mundial de crudo y gas, genera nuevas variaciones en el mercado y en la geopolítica mundial.

Su autosuficiencia traerá transformaciones en sus relaciones económicas y políticas con los países petroleros del Oriente Medio, África y América Latina.

Porque al crecer su producción, disminuye su dependencia, restringe sus importaciones y eso generará un nuevo orden en el mercado internacional de los combustibles en las próximas décadas.

Algunos expertos señalan que países como Venezuela, Colombia y Nigeria, entre otros, cuyas principales exportaciones petroleras van al mercado norteamericano, podrían verse afectados en los próximos años. En el caso de Venezuela, que posee una quinta parte de las reservas mundiales de petróleo, su producción se ha rezagado y se sitúa en 2.7 millones de barriles diarios, que solo representan un 3.4% de la producción mundial. Por eso Brasil desde el año pasado se convirtió en el primer productor de petróleo en Sudamérica.

La revolución energética gringa se concentra en Dakota del Norte, la joya de boom petrolero. Sus explotaciones aplicando la controvertida técnica fracking, una nueva metodología para extraer el petróleo y gas atrapados en las formaciones rocosas han propiciado el cambio en el mapa petrolero norteamericano.

Se calcula que la sola producción de Dakota del Norte será suficiente para reemplazar las importaciones de Venezuela y Nigeria. En virtud de que su producción supera la de países miembros de la OPEP como Ecuador y Qatar.