Por Emma Goldberg | The New York Times
Daniel Cortés De La Valle llevaba más de siete meses en un centro de detención migratoria —durmiendo en celdas sucias, siendo objeto de burlas de los guardias por su peso y negándosele su medicamento para la epilepsia— cuando, en julio del 2023, intentó ahorcarse.
“Ya no quiero hacer esto”, recordó haber pensado Cortés De La Valle, de 35 años. “Es como una película de terror”.
Los agentes del Centro de Procesamiento ICE de Luisiana Central pronto lo pusieron bajo vigilancia por riesgo de suicidio. Esto significó confinamiento en solitario, donde soportó hormigas que lo mordían, moho negro y heces en su celda, de acuerdo con una denuncia que posteriormente presentó contra el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) y el personal del centro de detención. Las luces, encendidas las 24 horas del día, agravaron sus convulsiones.
En noviembre del 2023, aceptó voluntariamente ser deportado a Colombia. En su denuncia, afirmó haber intentado suicidarse cuatro veces durante el año que estuvo en el centro de detención de Luisiana, incluyendo dos intentos de suicidio en julio de ese año. El año pasado, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de EU determinó que ICE y su contratista lo habían discriminado.
Desde enero, la Administración Trump ha continuado su prometida campaña de deportación de decenas de miles de inmigrantes. Más de 60 mil personas se encontraban detenidas hasta agosto, muchas de ellas en instalaciones sobrepobladas donde algunos detenidos duermen en el suelo, comen alimentos podridos y, a menudo, no pueden acceder a los medicamentos que necesitan, dijeron abogados de inmigración. Se sabe que al menos 12 inmigrantes han muerto bajo custodia de ICE desde el 1 de enero. Entre ellos, al menos 2 se suicidaron: Jesús Molina-Veya, en junio en el Centro de Detención Stewart en Georgia, y Chaofeng Ge, en agosto en el Centro de Procesamiento de Moshannon Valley en Pensilvania.
El problema no es nuevo. Bajo la Administración Biden, 26 detenidos murieron bajo custodia de ICE. Al menos 4 fueron reportados públicamente como suicidios o sospechosos de suicidio.
Los persistentes informes de intentos de suicidio y personas que expresan pensamientos suicidas en los centros de detención en los últimos años, y particularmente en los últimos meses, tienen alarmados a los abogados de inmigración y los grupos de defensa.
Algunos de estos casos están documentados en reportes de incidentes del ICE y en grabaciones de audio o registros de llamadas de emergencia de centros de detención, obtenidos por organizaciones de vigilancia y compartidos con The New York Times.
Tricia McLaughlin, Subsecretaria de Asuntos Públicos del Departamento de Seguridad Nacional, dijo que los suicidios bajo custodia del DHS eran “trágicos y poco frecuentes”. Añadió, “Cuando hay indicios de que un detenido corre riesgo de suicidio, el personal cumple con un estricto protocolo de prevención e intervención para garantizar la protección de su salud y bienestar”.
Las organizaciones de vigilancia sostienen que los pocos intentos de suicidio de los que han tenido conocimiento en los últimos meses son, casi seguramente, un recuento inferior al real.
“No creo que el DHS tuviera, ni tenga ahora, buenos protocolos para tratar con personas cuando expresan que están considerando suicidarse”, dijo Heather Hogan, quien trabajó en el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos y ahora es abogada de la Asociación Americana de Abogados de Inmigración. “Francamente, me aterra la situación de los detenidos en este momento, especialmente de las personas con cualquier condición de salud mental”.
Los detenidos que expresan pensamientos suicidas a menudo son recluidos en régimen de aislamiento, donde estar solos, la oscuridad y las condiciones de suciedad tienden a empeorar su estado mental, afirman abogados de inmigración y psiquiatras. Además, la inestabilidad de ser transferidos abruptamente de un centro a otro puede dificultar que los detenidos reciban atención psiquiátrica constante o el acceso a sus medicamentos.
Los estándares de atención médica del ICE exigen que los detenidos reciban evaluaciones médicas y de salud mental dentro de las 12 horas posteriores a su llegada al centro y tener acceso constante a atención de emergencia. Sin embargo, estas condiciones rara vez se cumplen adecuadamente, dicen abogados de inmigración y personas actualmente detenidas.
“Trabajé casi 15 años en centros de detención en Arizona”, dijo Laura St. John, directora legal del Proyecto Florence para los Derechos de Inmigrantes y Refugiados, “y no conozco a ningún cliente que haya recibido lo que yo llamaría orientación de salud mental”.
Cortés De La Valle, quien ahora reside en Colombia, reflexionó sobre lo que les diría a los detenidos: “No se dejen llevar por la oscuridad”.
Miguel Salazar contribuyó con reportes a este artículo.
© 2025 The New York Times Company