“Roma está triste y en silencio”: el relato de una hondureña en el adiós del papa

En la Plaza de San Pedro, un grupo de jóvenes aprovechó la multitud, entre ellas la hondureña Melissa Escoto, para entregar un volante en el que se lee "Nos vemos en el cielo, Papa Francisco".

  • 24 de abril de 2025 a las 21:54
“Roma está triste y en silencio”: el relato de una hondureña en el adiós del papa

Ciudad del Vaticano.- La hondureña Melissa Verónica Escoto llegó a Roma hace tres años y medio, pero nunca la había visto así: enmudecida, rota.

“No sabes la tristeza que se siente aquí por el fallecimiento del papa Francisco. Roma está en silencio total y los noticieros no paran de hablar de él”, describió con voz afectada al otro lado del teléfono móvil y en comunicación con EL HERALDO.

La ciudad eterna, hoy detenida en el tiempo, despide a su papa sencillo, solidario y humilde entre rezos, lágrimas y filas interminables de feligreses.

Unos 90 mil personas han pasado por la capilla ardiente del papa Francisco

Esa misma cadena humana fue la que, tras una hora y media de espera, llevó a Melissa al interior de la basílica, donde pudo observar de cerca el cuerpo del pontífice, expuesto al público desde el miércoles en la Basílica de San Pedro.

En el interior de la basílica de San Pedro, millones de creyentes y no creyentes se despieron del papa.

Casi al caer la noche de este jueves, la hondureña de 43 años y originaria de Tegucigalpa tuvo tres minutos privilegiados para despedirse de Francisco.

“Esperamos menos tiempo que la gente que lo visitó ayer (miércoles), que estuvo hasta cinco horas. El recorrido, desde el acceso al lugar donde está el papa, es muy rápido; dura unos tres minutos y te piden que sigas avanzando. La Policía se asegura que la fila no se detenga”, comentó.

Envuelta en el sentimiento gris generalizado, Escoto describió ese momento frente a Francisco: “Ahí estaba el papa más querido de Roma. Estaba muy pálido, pero su rostro irradiaba paz y tranquilidad... más parecía que estaba dormidito”.

El papa no distingue de religiones

El ambiente que se vive en la capital italiana es conmovedor. Melissa siente que la ciudad que la acogió junto a su hija y su pareja, al igual que aproximadamente 3,000 hondureños que radican en Italia, está de luto, sumida en reverencia.

“Es como si el mundo está de luto”, dijo. Para ella, y para tantos otros, la partida del pontífice es despedir a una figura paterna y cercana, que con bondad, gestos simples y palabras claras tocó el alma de creyentes y no creyentes.

Esa presencia tan humana de Francisco fue la marcó la vida de la joven madre de dos hijos, desde su llegada a Roma, incluso proviniendo de una familia evangélica.

En la Plaza de San Pedro, un grupo de jóvenes católicos aprovechó la multitud para entregar volantes en el que se lee Nos vemos en el cielo, papa Francisco.

“Desde que vine de Honduras a Roma, lo primero que quería era ir al Vaticano, y eso que soy evangélica. Son cosas que no sentís que estén prohibidas. Es algo inexplicable. Aquí, al escuchar sus mensajes y conocer al papa solidario y tan querido, caló en mi vida”, expresó, al tiempo que confirmó la libertad de culto que hay en Roma.

Incluso recordó el caso de Manuel, el niño de la periferia romana que, entre lágrimas, le preguntó al oido al papa si su padre, que era ateo, ¿estaba en el cielo?. “De una forma tan dulce le enseñó al niño que papá Dios no discrimina a nadie”, comentó.

Escoto agradece a Dios la oportunidad de vivir en Roma, una decisión motivada por la salud de su hija Danae Cerrato y que justo en un hospital de la Santa Sede, el Ospeldale Pediatrico Bambio Gesú, Istituto Di Ricovero e Cura A Carattere Scientifico, (Hospital Pediátrico Bambino Gesù e Instituto de Internación y Asistencia de Carácter Científico), es muy bien atendida sin pagar un solo centavo.

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Aseguró que el ingreso a la Basílica de San Pedro es totalmente libre; no importa qué religión profese el visitante, solo se pide respeto y seguir las indicaciones de la Policía y la Protección Civil.

Eso sí, la fila no se detiene, se mantiene en constante movimiento. Afuera, miles de personas más siguen aguardando su turno para despedirse del papa en las horas restantes a su sepelio.

Repentino aviso oficial, un puñado de tristeza

Melissa contó que, horas antes de enterarse de la muerte del papa, una amiga le había compartido un video donde Francisco saludaba a miles de fieles durante la misa de Pascua, el día anterior.

Dentro de la basílica, la hondureña siguió con el protocolo de seguridad y control de la Policía la fila que la llevó a despedirse del papa.

“Yo tengo la costumbre de levantarme temprano y poner las noticias de inmediato. Lo primero que vi en el canal fue que el papa había fallecido... toda la familia en casa nos asustamos, no lo creíamos”, recordó llena de pesar.

El lunes 21 de abril es feriado en Roma. “Salimos al supermercado y no se escuchaba ruido, no se veían carros ni gente en las calles. Nada. Se sentía, y se sigue sintiendo, una profunda tristeza y un silencio total. La gente está como: ‘no puedo creerlo, se nos fue el papa’”, detalló Escoto.

En el corazón de esta capitalina, queda marcada la petición del papa jesuita: que Dios lo llevara a su presencia cuando quisiera, pero sin sufrir. Y así, siente ella, se lo concedió.

El papa partió al cielo a las 7:35 de la mañana del lunes "sin sufrimiento y gran serenidad", según revelaron las personas que estuvieron con él en su habitación ubicada en el segundo piso de Casa Santa Marta.

Desde esa mañana que la vida de Francisco se detuvo, las calles del Vaticano han sido testigo de un homenaje multitudinario en la plaza de San Pedro. El corazón del mundo late más lento este sábado, con sus honras fúnebres.

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Redacción web
Redacción

Staff de EL HERALDO, medio de comunicación hondureño fundado en 1979.

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