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Más tratamientos contra el cáncer de mama

Se espera que estos descubrimientos, publicados en la revista Nature en Internet, lleven a tratamientos nuevos con fármacos que ya se aprobaron para cánceres en otras partes del cuerpo. Los investigadores identificaron por lo menos 40 alteraciones genéticas que podrían atacarse con fármacos.

07.10.2012

En hallazgos que, esencialmente, están dándole nueva forma al conocimiento científico del cáncer de mama, los investigadores han identificado cuatro tipos de cáncer genéticamente distintivos. Y, dentro de esos tipos, encontraron cambios genéticos característicos que impulsan a muchos cánceres.

Se espera que estos descubrimientos, publicados en la revista Nature en Internet, lleven a tratamientos nuevos con fármacos que ya se aprobaron para cánceres en otras partes del cuerpo, así como a ideas nuevas para tratamientos más precisos, orientados a las aberraciones genéticas para las que hoy no hay ningún tratamiento conocido.

El estudio es el primer análisis genético exhaustivo del cáncer de mama, el cual mata a más de 35,000 mujeres al año en Estados Unidos. El nuevo ensayo, y varios estudios recientes más reducidos, están electrizando el campo.

Camino a seguir
“Esta es la hoja de ruta para cómo podríamos curar el cáncer de mama en el futuro”, señaló el doctor Matthew Ellis de la Universidad Washington, un investigador del estudio. Investigadores y defensores de las pacientes advierten que todavía se requerirán años para traducir el nuevo conocimiento en tratamientos transformadores nuevos.


Al parecer, incluso dentro de los cuatro principales tipos de cáncer de mama, a los tumores en particular parecen impulsarlos su propio conjunto de cambios genéticos. Lo más probable es que sea necesario desarrollar una amplia variedad de fármacos para diseñar medicinas para tumores en particular.

“Hay muchos pasos que convierten la ciencia básica en resultados clínicamente significativos”, dijo Karuna Jaggar, el director ejecutivo del organismo Breast Cancer Action. “Es la ‘historia de manténgase en sintonía’”.

El estudio es parte de un gran proyecto federal, el Atlas del Genoma del Cáncer, para armar los mapas de los cambios genéticos en los cánceres comunes. Hace poco se publicaron informes sobre estudios similares de cánceres de pulmón y colón. El del cáncer de mama se basó en un análisis de los tumores de 825 pacientes.

“Nunca había habido un proyecto de genómica del cáncer de mama a esta escala”, señaló el director del programa del Atlas, Brad Ozenberger de los Institutos Nacionales de Salud.

Alteraciones
Los investigadores identificaron por lo menos 40 alteraciones genéticas que podrían atacarse con fármacos. Muchos de ellos ya se están desarrollando para otros tipos de cáncer que presentan las mismas mutaciones.

“Ahora tenemos una buena perspectiva de qué es lo que sale mal por el cáncer de mama”, dijo Joe Gray, un experto en genética en la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón, quien no participó en el estudio. “Antes no teníamos eso”.

El estudio se centró en los tipos más comunes de cáncer de mama que se piensa surgen en los conductos lácteos. Se concentró en los tempranos que todavía no se extendían a otras partes del cuerpo a fin de poder encontrar los cambios genéticos que se pudieran atacar y detenerlo antes de que se metastatizara.

La sorpresa más grande del estudio involucró a un cáncer de mama particularmente letal, cuyas células se parecen a las células basales de la piel y las glándulas sudoríparas, mismas que se encuentran en la capa más profunda de la piel. Estas células mamarias forman un andamiaje para las de los conductos lácteos.

Es frecuente que a este tipo se le llame triple negativo, y representa a un porcentaje reducido del cáncer de mama.
Sin embargo, los investigadores encontraron que este cáncer de mama es totalmente diferente a otros tipos, así como que se parece mucho más al de ovarios y a un tipo de cáncer de pulmón.

“Es increíble”, dijo el doctor James Ingle de la Clínica Mayo, uno de los 348 participantes en el estudio, sobre la conexión con el cáncer de ovario. “Presenta la posibilidad de que pueda existir una causa común”.

Hay implicaciones terapéuticas inmediatas. El estudio da una razón biológica para probar algunos tratamientos rutinarios para el cáncer ovárico en lugar de una clase común de drogas utilizadas en el de mama, conocidas como antraciclinas.
Las antraciclinas, dijo Ellis, “son los fármacos a los que las pacientes de cáncer mamario temen más porque se los asocia con daños cardíacos y leucemia”.

Un nuevo tipo de droga, los inhibidores PARP, que parecen ayudar a suprimir los cánceres de ovario, debería probarse también en los tipos basales de mama, dijo Ellis. Estos prevalecen más en mujeres más jóvenes, en las afro-estadounidenses y las que tienen los genes del cáncer de mama BRCA1 y BRCA2.

Otros dos tipos de cáncer mamario, que representan la mayoría de los casos de la enfermedad, se desarrollan en las células luminales que revisten a los conductos lácteos. Estos cánceres tienen proteínas en la superficie que atrapan al estrógeno, lo cual estimula su crecimiento. Casi todas las que padecen cáncer estimulado por estrógenos reciben el mismo tratamiento. A algunas les sienta bien; a otras, no.

El análisis genético dividió a estos cánceres en dos tipos distintivos. Las pacientes con cáncer luminal A tenían buenos pronósticos, no así las que padecen el luminal B, lo que sugiere que quizá a las del primer tipo de tumores les pudiera ir bien con solo la terapia de hormonas para bloquear al estrógeno para que no estimule al cáncer, mientras que a las del segundo tipo, les podría ir mejor con quimioterapia, además de la terapia hormonal.

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