“¡Apúrense cipotes! ¡Vaya! Fórmense en la fila”, eran las órdenes que se escuchaban una y otra vez en la colonia Altos de La Laguna.
La expectativa por recibir un juguete en esta Navidad provocó que cientos de niños de la marginal zona se volcaran desenfrenadamente alrededor del trineo de Santa, que por octavo año cumple los sueños infantiles de miles de niños.
Y es que el personal de diario EL HERALDO, con su campaña “Regale un juguete en Navidad” se internó en esta humilde comunidad donde conocimos historias tristes de niños que nunca han tenido un juguete nuevo entre sus manos.
La visita
En esa fresca mañana todavía imperaba un ambiente de resignación y desamparo.
Otra Navidad sin nada, es lo que se infería en los rostros de varios infantes que alcanzamos a ver cuando nos dirigíamos hasta el centro comunal del sector.
La mayoría de niños lucía triste, mientras que otros asomaban la mirada al ver el inusual cargamento de juguetes que recorría las polvorientas calles.
El motor del automóvil se detuvo en el destino fijado y fue el primer aviso.
“Llegaron los juguetes”, gritamos, y la noticia se esparció como la espuma.
De inmediato, llegaron niños de todos los rincones y con distintas edades, pero a todos los unía una vida de carencias y dificultades infantiles.
Sus deditos cansados que encontraban en la tierra el único consuelo para jugar deseaban cargar para este fin de año un regalo digno y hermoso.
Unos 300 pares de manos se levantaban en espera que abriéramos las bolsas y al unísono los pequeños gritaban: “¡Yo quiero un juguete!”.
La masiva entrega comenzó y uno a uno comprobamos cómo la mirada triste y el seño fruncido de cada niño cambiaba por el destello de una sonrisa sincera.
No esperaron mucho para abrir los juguetes y empezar a divertirse con ellos; era una alegría que disfrutaron durante mucho tiempo. La entrega culminó horas más tarde, pero todavía les deparaba otra sorpresa a los pequeños: un balón de fútbol. Las tradicionales “potras” recobrarán fuerza en esta colonia bendecida por la solidaridad.