Tegucigalpa, Honduras.- En medio de un complejo tablero geopolítico, marcado por conflictos armados, tensiones regionales y la inminente expiración del Estatus de Protección Temporal (TPS), la llegada de Kristi Noem, secretaria de Seguridad de Estados Unidos, a Honduras ha despertado expectativa en distintos sectores del país.
Su visita, breve pero estratégica, se produce en un momento decisivo para la relación bilateral entre Tegucigalpa y Washington, y para la región centroamericana en general.
Expertos coinciden en que este acercamiento de alto nivel no es fortuito: responde a acontecimientos recientes y a la necesidad de redefinir prioridades.
“Estados Unidos está reorganizando su posición estratégica en Centroamérica, y Honduras es clave. No solo por la base de Palmerola, sino por sus inversiones y la importancia geopolítica que representa”, advirtió Juan Carlos Barahona, analista en temas geopolíticos.
La visita de Noem, junto al reciente nombramiento de una nueva encargada de negocios en la embajada estadounidense, forma parte de una estrategia de realineamiento regional.
Graco Pérez, especialista en temas internacionales, considera que la llegada de la funcionaria es parte de un esfuerzo por reposicionar a EE UU ante los múltiples frentes abiertos que enfrenta.
“Hay conflictos como el de Israel e Irán que ya no son temas lejanos para nosotros. Honduras alberga una base militar clave en la región, lo que la convierte en un punto de interés directo para la seguridad estadounidense”, explicó Pérez.
A este contexto se suma la crisis migratoria. Honduras sigue siendo una ruta de tránsito para miles de migrantes sin documentación válida, lo que, según Pérez, representa una amenaza para la seguridad de EE UU.
La visita también ocurre a pocos días del vencimiento del TPS, que protege a más de 55,000 hondureños en Estados Unidos. Una gestión diplomática prudente y eficaz podría influir en una eventual extensión del beneficio.
Desde el inicio del actual gobierno hondureño, las relaciones con Washington han atravesado momentos tensos. Para los analistas, esta coyuntura podría ser una de las últimas oportunidades para encauzar la relación.
“Estamos ya al final del gobierno. Esta podría ser la única ocasión para mostrar voluntad real de entendimiento”, subraya Pérez.
Uno de los obstáculos señalados por Pérez es la debilidad institucional:
“No tenemos ministro de Defensa, lo que limita las comunicaciones en temas estratégicos. En una coyuntura como esta, ese vacío no es solo político, es de seguridad nacional”, afirmó.
Ambos expertos coinciden en que la visita debe verse como una oportunidad para afianzar cooperación, atraer inversión y avanzar en temas migratorios.
Con Estados Unidos como principal socio comercial y destino de millones de hondureños, el país no puede permitirse desaprovechar este momento.
La sensatez, el pragmatismo y la diplomacia deben imponerse sobre la ideología. Esta visita no solo es simbólica: es una advertencia y una invitación a replantear el rumbo.
Expectativas de la comunidadLa visita ha generado esperanza entre los hondureños amparados por el TPS, a menos de dos semanas de su expiración.
Juan Flores, presidente de la Fundación 15 de Septiembre, consideró que este encuentro representa una oportunidad única que la presidenta Xiomara Castro debe aprovechar con inteligencia y humanidad.
“Es una oportunidad clave para abogar no solo por los 55 mil hondureños con TPS, sino por todos los que viven en EE UU sin estatus migratorio”, expresó.
Para Flores, la presencia de Noem confirma que Honduras es un punto estratégico para Washington, especialmente por la base de Palmerola y su papel en la región.
"Esta visita no estaba en agenda, y llega justo en una coyuntura crítica por la guerra entre Israel e Irán. Eso abrió una puerta inesperada", comentó.
Si el gobierno hondureño no actúa con rapidez y claridad, el mensaje sería devastador, advierte Flores:
“Significaría que los migrantes no están en la agenda del país”.
El dirigente recordó que esta no es solo una cuestión política, sino profundamente humana.
“Hay hondureños con cáncer, en quimioterapia, personas ciegas, adultos mayores con planes de retiro, familias que quedarían en el limbo si se pierde el TPS. El gobierno debe actuar con prudencia, sabiduría y empatía. Pedirle a Dios las palabras justas para convencer a Noem de mantener esta protección”, declaró.
“Esta es una oportunidad casi milagrosa. Que quien firma el TPS esté en Honduras justo ahora no puede verse como una casualidad. Es un momento que debe ser aprovechado al máximo”, concluyó Flores, en nombre de una diáspora que hoy se aferra a una última esperanza.