La angustia y la incertidumbre volvió a apoderarse ayer de los pobladores de esta aldea.
Desde hace varios años, esta comunidad ha sido una de las más vulnerables del municipio, y aún así, aquí no se realizan obras de mitigación.
Con las tormentas de anoche al menos 30 viviendas resultaron inundadas y otras presentan destrucción parcial. Los mayores daños se registran en el barrio El Guanacaste.
El poblador Esteban Rodríguez recordó que las inundaciones en la zona se presentan desde 1978, sin embargo, ninguna autoridad muestra interés en solucionar la situación.
“Tenemos años de estar con este problema, antes se inundaba solo en la temporada más fuerte del invierno, ahora se inunda con cualquier tormenta, situación que nos alarma, puesto que no sabemos qué nos puede pasar”, explicó.
Para Rodríguez, lo más indignante es la falta de preocupación de las autoridades municipales y centrales en buscarle una solución definitiva a las inundaciones.
“Cuando comenzó este gobierno, las autoridades venían cada vez que se inundaba, ahora ni siquiera se enteran o no se quieren enterar que nos inundamos, por ello ya ni hacemos bulla”, dijo el afectado.
Asimismo, para el lugareño Juan Reyes, las diversas promesas que políticos les han hecho para solucionarles el problema que padecen en invierno se las han llevado las fuertes corrientes del río Hato.
“Estamos completamente abandonados y nos sentimos decepcionados por las innumerables veces que nos han prometido que van a hacer obras de mitigación o la reubicación y todavía no tenemos nada”, comento Reyes.
Según él, muchos vecinos están de acuerdo con una reubicación, ya que la incertidumbre que vive con cada lluvia es un sentimiento insoportable.
Por su parte, Rubén Sandoval sostuvo que los políticos son los que explotan esta crisis. A veces han llegado ayudas, pero estas se distribuyen políticamente.
“Las ayudas que dieron durante las últimas lluvias fueron politizadas, solo se las dieron a sus correligionarios y esto debería ser parejo”, declaró.
El año pasado, “sucedió que le estuvieron dando cinco mil lempiras a personas que no resultaron afectadas y estas lo andaban cambiando por cervezas y guaro, lo que prueba que las supuestas ayudas son una farsa”.
Aquí la gente cada invierno clama que se realicen obras de mitigación para evitar el continuo desastre, pero ninguna autoridad oye.