Honduras

Paseo Liquidámbar, el escenario urbano en el corazón de Tegucigalpa

En el centro de Tegucigalpa se localiza la Peatonal, en este espacio se instalan desde tempranas horas del día artistas que apuestan por un trueque con su público: talento a cambio de algún aporte que permita su sustento

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02.09.2017

Tegucigalpa, Honduras
Pareciera, a simple vista, un lugar más del centro de Tegucigalpa, pero no, es un escenario del arte para aquellos que buscan por medio de su talento agenciarse el bocado diario.

Se trata de la popular peatonal, ubicada en el casco histórico de la capital. Por ella transitan a diario miles de personas, factor que se vuelve el principal atractivo para que los artistas se instalen ante este público intermitente.

Es miércoles y el reloj indica que aún falta una hora para el almuerzo.

En las afueras de un popular restaurante del sector se encuentra un hombre de elegante vestimenta y mediana estatura, tez trigueña y pelo oscuro.

Sobre su hombro izquierdo sostiene un violín y con su mano derecha daba vida a la melodía del Himno de la Alegría, de Ludwig van Beethoven.

El estuche del instrumento musical estaba abierto y dispuesto a recibir el aporte de los transeúntes que se acercaban a escuchar la sonoridad de su magía musical.

Melbín Saravía, de 47 años, formó parte de la Orquesta Sinfónica Nacional, pero desde hace más de cuatro años que acude desde las ocho de la mañana para aprovechar el inicio del día para generar ingresos.

“Aprovecho temprano porque así no hay muchos vendedores ni ruido y así se escucha mejor mis melodías”, comentó Saravía.

Al día logra recaudar hasta 200 lempiras y asegura interpretar 120 minutos de melodías sin repetir ninguna canción.

Durante toda su trayectoría en la Peatonal ha logrado identificar un fenómeno.

“A las mujeres no les cuesta dar diez lempiras o más, pero los hombres solo me dan uno o dos lempiras, todavía no sé por qué”, comentó entre risas el genio de las cuerdas.

Hojas y alambres

A pocos metros del violinista se encuentra el reconocido muralista Nelson Salgado.

Sus manos han realizado un estimado de 69 importantes obras de arte a nivel nacional.

Pero su oficina de trabajo es el Paseo Liquidámbar. Su hora de ingreso es a las 8:00 AM y su jornada concluye a las 5:00 PM.

Ahora ya no realiza pinturas fugaces en el suelo a base de tiza y colores pasteles, ahora se dedica a realizar cuadros con materiales como hojas secas.

Estas las vende a 200 lempiras cada una, pero le resulta más difícil sostenerse.

Un tatuaje temporal y una colorida pulsera artesanal los puede realizar Deybid Ordóñez, quien aprendió este arte en su recorrido con mochila a su espalda por países de Suramérica.

Don Antoni Edén, mientras lee “El diario de Ana Frank”, aprovecha para elaborar bonsáis de alambre y papelotes de papel.

La mirada color mar de Antoni permiten comprender que en la peatonal hay talento, ingenio, humanidad y, sobre todo, un escenario lleno de artistas.