Honduras

Ex primera dama, Rosa Elena de Lobo, llega 'enchachada' a los Juzgados Anticorrupción

La ex primera dama, que acude a su audiencia de declaración de imputado, es acusada de crear una red de blanqueo para drenar fondos de la proyecto sociales desde su despacho

28.02.2018

Tegucigalpa, Honduras
Enchachada de pies y manos llegó la ex primera dama de Honduras, Rosa Elena Bonilla de Lobo, a su audiencia de declaración de imputado en los juzgados Anticorrupción de la capital de Honduras.

La ex primera dama es acusada por la Misión de Apoyo Contra la Impunidad y la Corrupción en Honduras (Maccih) de crear una red de blanqueo para drenar fondos de la proyecto sociales desde su despacho.

La esposa del ex mandatario Porfirio Lobo Sosa fue capturada la mañana de este miércoles junto a su cuñado Mauricio Mora, por elementos de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), por los delitos de malversación de fondos, abuso de autoridad y asociación ilícita.

La Maccih informó hoy que Rosa Elena venía siendo investigada, desde hace cuatro meses por la Unidad Fiscal Especial Contra la Impunidad de la Corrupción (UFECIC), por el caso denominado la 'Caja chica de la dama'.

Ahora, la exfuncionaria deberá enfrentar un proceso penal por los delitos en los que se le involucra, entre los cuales está la sobrevaloración de un programa de entrega de zapatos y uniformes a niños de escasos recursos.

Rosa Elena de Lobo llegó con chachas puestas tanto en sus manos como en sus pies. (Foto: El Heraldo Honduras)

Con chachas en manos y pies, así fue trasladada la ex primera dama.
Así operaba la red de blanqueo de capitales
Los imputados conformaron una organización delictiva para apropiarse de los fondos durante los años 2011 al 2015.

Para realizarlo emplearon más de 70 cheques que eran otorgados al menos a nueve personas (cómplices).

Para entregar los cheques y no ser detectados, los implicados simularon tener relaciones contractuales (contratos) con los que recibían los cheques.

Así lograban dar apariencia de legalidad a la transacción y después cobraban los cheques para convertir en efectivo el dinero desviado.