Cuando la crisis económica y la desidia estatal hicieron sucumbir a insignes recintos culturales del Distrito Central, EL HERALDO entró en escena.
Las páginas de este medio impulsaron el rescate de la abandonada Biblioteca Nacional Juan Ramón Molina, la sostenibilidad de la asfixiada Casa Morazán y la reapertura de la Galería Nacional de Arte (GNA).
Mediante publicaciones y denuncias, los funcionarios competentes se comprometieron a atender las crisis.