Periodismo de Impacto

Sacan las botellas del mar en Utila y las usan para asfaltar sus calles

Utila, una ciudad situada en el Caribe de Honduras, ha encontrado la solución para evitar que miles de toneladas de plástico vayan a dar al Atlántico

FOTOGALERÍA
21.04.2019

UTILA, HONDURAS.-Los delfines de Utila ya pueden bailar libremente en sus aguas color turquesa, sin el temor de que una marea de plástico acabe en sus estómagos.

Más de cinco millones de botellas plásticas que ingresan cada año a la paradisíaca isla, localizada en el caribeño departamento de Islas de la Bahía, en Honduras, ya no irán a parar al océano.

Eso significa que los cetáceos, cuya danza atrae a los 2,3 millones de turistas que llegan al año a Utila, estarán a salvo de esta dañina invasión, que es la materia prima con la cual las autoridades han comenzado a asfaltar sus calles.

Esta mezcla de botellas y cemento es la innovadora solución que ha encontrado el municipio para frenar la contaminación ambiental que amenaza no solo al impresionante santuario de delfines, sino a todas las especies marinas que tienen como hábitat el segundo arrecife más grande del mundo.

Según el alcalde de Utila, Troy Bodden, “cada año ingresan unos cinco millones de botellas de plástico a la isla, además de lo que traen las corrientes a las playas, así que tomamos la decisión de deshacernos de este plástico, triturándolo y utilizándolo como material en la mezcla de concreto para asfaltar nuestras calles”.

Tomando como base una idea que se desarrolló por primera vez en la India, Utila puso en práctica el denominado concepto de carreteras de plástico, que es más sostenible, duradero y barato que el convencional. Esa experiencia y un video de calles de Canadá hechas a base de plástico, que le mostró un turista, inspiraron al alcalde Bodden.

Según Bodden, la fórmula está compuesta por un 28% de plástico triturado, como materia prima de construcción, lo que supone un ahorro en cemento.

Las botellas, que son la materia prima para elaborar el concreto, se trituran para formar bolas y se lleva a la obra en enormes bolsas negras.

Las botellas, que son la materia prima para elaborar el concreto, se trituran para formar bolas y se lleva a la obra en enormes bolsas negras.


El proyecto piloto, plasmado en la primera calle de 180 metros, ubicada en el centro de la isla y que el edil bautizó como Holland, costó dos millones de lempiras (unos 48.000 dólares). Y luego continuó con la calle Lozano, que mide 390 metros de longitud.

En la pavimentación se utilizaron unas 150.000 botellas de refresco, convertidas en 8.000 libras de plástico triturado que antes pasaron por un proceso de mezcla con cemento y arena en un laboratorio de la ciudad de San Pedro Sula, ubicada al norte de Honduras, para comprobar su resistencia al peso y al clima.

El alcalde Bodden explicó que la fórmula está certificada y tiene la misma consistencia del asfalto regular. “Estamos estudiando la durabilidad del mismo para implementarla en otros proyectos como adoquines”, dijo.

Además, sumó otro proyecto más a la lucha contra la contaminación: una ordenanza municipal que prohíbe utilizar bolsas y pajillas de plástico. Y jornadas de limpieza masiva de playas y arrecifes, en las que participan la población y los centros de buceo de la isla.

“Esto es tan sólo una muestra de la creatividad que tenemos los hondureños. Ahora el plástico que se genera en la isla es triturado y se utiliza en el pavimento y funciona muy bien, no se raja ni se daña. Con esas iniciativas conservamos los recursos naturales y el futuro de nuestra isla”, manifestó el biólogo Fernando Argüello.

La materia prima se recoge de las playas y del centro de reciclaje, se tritura para formar bolas y se lleva a la obra en enormes bolsas negras.

Y es que no es difícil adquirir el plástico, lamentablemente a la isla llegan enormes cantidades de desechos de 13 municipios, que son transportados por el río Motagua, que nace en Guatemala y desemboca en el Atlántico

Estos desperdicios flotantes, que fueron captados por el lente de la fotógrafa británica Caroline Power en 2017, fueron el último empujón que llevó al alcalde Bodden y a su equipo a iniciar el proyecto de reciclaje.

“Utila es una isla increíble, yo soy hondureño y la primera vez que la vi, fue amor a primera vista. Tomé muchas fotos y ahí se puede ver su majestuosidad. Eso que están haciendo sus pobladores para evitar que las botellas de plástico ensucien sus aguas turquesas y acaben con su fauna es algo digno de aplaudir”, dijo Eduardo Elvir, un fotógrafo que hacía turismo en la ciudad.

Los atardeceres, que marca el inicio de la vida nocturna, son un impresionante espectáculo que nadie quiere perderse.


Según Elvir, se trata de una opción bastante viable, porque debido al turismo y al clima de la zona hay bastantes desechos. “Los lugareños encontraron una manera creativa para deshacerse de ellos”, dijo.

Utila, es la más pequeña de las tres islas que conforman el departamento de Islas de la Bahía, creado el 14 de marzo de 1872. Con 11 kilómetros de longitud y unos 6,500 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), no tiene tantas carreteras para asfaltar, pero sí puede ahorrar dinero reutilizando todo el plástico posible o transformándolo en bloques de hormigón, que pueden convertirse en producto de exportación.

Conocida por sus arrecifes de coral, por sus numerosas zonas de buceo y su impresionante vida nocturna, Utila fue elegida por el portal turístico lonelyplanet.com como uno de los diez mejores destinos del mundo para hacer buceo, una afirmación que fue secundada por la Organización de las Naciones Unidas, que en 2017 la denominó la mejor isla del Caribe para bucear.

Este artículo se publica como parte de Earth Beats, una iniciativa internacional y colaborativa que reúne a 18 medios de comunicación de todo el mundo para centrarse en soluciones a los desechos y la contaminación.