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Testimonios de mujeres comprometidas con Honduras

Con jornadas agotadoras, las hondureñas encuentran un espacio para dedicarlo a obras de servicio a la comunidad.

25.01.2012

Madre, esposa, amiga, empresaria, estudiante y profesional. No cabe duda que el plato para la mujer del siglo XXI está lleno y contrario a lo que muchos esperarían, no se queja.

Con jornadas agotadoras, las mujeres tienen tiempo para todas las personas que aman y aún
así
encuentran un espacio en la apretada agenda para dedicarlo a obras de servicio a la comunidad.

Tal es el caso de María de Pierrefeu y Carmen Cruz, quienes desde diferentes áreas se encuentran comprometidas con la mujer hondureña.

Para ser feliz:
Aprender a dar sin esperar nada a cambio

María Alicia Núñez de Pierrefeu es madre, esposa, empresaria, amiga y además miembro de la Fundación Nacer, una entidad no gubernamental que desde el 2002 se ha dado a la tarea de brindar las mejores condiciones a las mujeres parturientas del hospital Escuela.

La incansable labor del grupo de mujeres que integran Fundación Nacer ha permitido la inauguración de cuatro modernas salas del área de Gineco-obstetricia en el principal centro asistencial de Honduras, entre otras gestiones como es el mantenimiento de las mismas.

Núñez de Pierrefeu, quien tiene tres hijos, considera que la mujer enfrenta muchos retos que van más allá de ser esposa y madre.

'El rol de la mujer ha ido mas allá de cumplir con las tareas de ser madre, esposa, ama de casa, sino que a la vez, ocupa un espacio importante en el mundo laboral y político. Esto ha traído como consecuencia una emancipación del rol femenino', comenta.

'La multiplicidad de papeles nos ha dado confianza en nosotras mismas, por eso exigimos más y nuestras expectativas son cada vez mayores', explica la hondureña, quien además considera que para ser feliz se debe 'dar sin recibir nada a cambio'.

Además, indica que entre las virtudes que caracterizan a la mujer hondureña destacan la solidaridad, laboriosidad y la fortaleza que quedan evidenciadas 'solo con ver cuántas madres solteras que sacan adelante a sus familias, la lucha constante que les caracteriza para llevar el sustento a sus hijos'.

Equilibrio y cooperación

Cuando partió hacia Guatemala apenas tenía 17 años y a partir de ese momento la añoranza por su tierra natal, se convirtió en la constante que durante los últimos once años ha acompañado a Carmen Yadira Cruz Rivas, directora del Museo del Hombre Hondureño, ubicado en Tegucigalpa.

A sus 28 años ha tomado un gran reto: la difusión de la cultura y la educación en Honduras, una empresa que demanda su atención y que ella ha aceptado llevar con valentía.

'Siempre hay alguien que duda de una mujer y sobre todo del hecho de que soy joven; sin embargo, yo creo que uno no tiene que pensar en que lo están retando sino simplemente dedicarse a hacer las cosas bien y tratar de hacer las cosas beneficiando al mayor número de artistas y público en general que viene aquí a la fundación', explica la joven, originaria de Santa Rosa de Copán, región occidental de Honduras.

En un mundo ajetreado 'uno tiene que aprender a dejar tiempo para tener una vida equilibrada en todos los aspectos, dedicar tiempo para cosas de religión, al novio, familia', aconseja Cruz, quien desde temprana edad ha trabajado ocupando importantes cargos.
Para Cruz, uno de los principales problemas que enfrenta tanto la mujer, como el ser humano en general, es el bajo nivel educativo.

'Aquellas que han tenido más oportunidades de estudios, que tenemos cierta acción social en estos puestos de trabajos, tenemos que buscar la manera de ir incorporando a quienes han tenido menos posibilidades para que vayan superando los problemas', considera.

Carmen Cruz estudió Letras y Filosofía en la Universidad Rafael Landívar de Guatemala y posteriormente realizó un Máster en Gestión Cultural en España.

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