Mientras en el cine disfrutamos del mundo de los superhéroes, en la realidad pudimos compartir del mundo de los héroes del mundo del espectáculo, en el hotel Four Seasons de Beverly Hills.
Después de saludar en la piscina al guitarrista de los Rolling Stones, Ronnie Woods, nos cruzamos en el pasillo con Gwyneth Paltrow, justo antes de la programada entrevista con Robert Downey Jr. Y aunque los poderes de la fama no sirven para salvar al mundo como Iron Man, en la realidad, Robert Downey Jr. se parece bastante a su personaje de Tony Stark.
El director Shane Black me comentó que vives y respiras como el personaje de la película Iron Man. ¿Cuánto hay de tu personalidad en el rol de Tony Stark y cuánto hay de Tony Stark en tu personalidad? No creo que jamás vuelva a parecerme tanto al personaje de Tony Stark en Iron Man, como lo fui tres semanas antes de empezar la primera película, cuando estaban todas las promesas, “mira el personaje que me toca interpretar”.
Pero también, como profesional, mantengo cierta distancia estética con los personajes y cuanto más crece uno y más continúa la vida que te aplasta el ego, me identifico cada vez menos con la metáfora del narcisimo, el miedo profundo y todas esas cosas. Por eso, cuanto más real se nota él en el cine, en su propia forma, yo me fui convirtiendo cada vez más moderado, mucho más humilde y más humano.
¿Y así como la película empieza demostrando que el mundo entero sabe qui[en es Tony Stark y Iron Man, en qué momento de tu vida te diste cuenta, pensando “Está bien, la gente ya sabe quién soy”?
Fue una vez que estuve en el programa de TV Saturday Night Live. Tenía 20 años. Estaba por actuar como un marciano y un hombre de las cavernas ruso, cuando di la vuelta a un rincón y ahí estaba David Bowie, con un traje de tres piezas. Yo me quedé frío. Se suponía que tenía que seguir al siguiente acto, pero estaba demasiado asombrado. Y él me dijo “Debes ser Robert”. Y yo me puse tan feliz.vww
Robert Downey Jr. nació en la cuna del mundo del espectáculo un 4 de abril de 1965, en Manhattan, Nueva York, apenas un año después de que su madre Elsie Downey había aparecido en la película Babo 73 que además dirigió el padre Robert Downey Sr. Incluso un jovencito Rob apenas tenía cinco años cuando debutó como actor en la película Pound, que también dirigió el padre. Llevando el peso del mismo nombre, con el agregado Junior, igual siguió la carrera artística estudiando actuación en Stagedoor Manor Performing Arts Training Center de Nueva York.
En 1978, los padres se divorciaron y Robert se mudó con el padre a California para estudiar en la Escuela Santa Monicá, que dejó en 1982, para dedicarle tiempo completo a la actuación. Con el principio de los 90, Robert Downey Jr. parecía destinado a convertirse en una de las estrellas jóvenes más famosas del momento, mucho antes que aparecieran otros actores de su generación como Brad Pitt o Johnny Depp. Destacándose en diferentes comedias como Chances Are, Air America y Soapdish, demostró el talento dramático cuando lo nominaron al Oscar por la película ‘Chaplin’.
Pero los problemas con las drogas se entrometieron en su camino, con diferentes episodios con la justicia que impidieron que los estudios confiaran en su profesionalidad. En 1996, lo condenaron a tres años de prisión por posesión de heroína y un arma descargada, salvándose de la cárcel con la única condición de someterse a un centro de rehabilitación. Pero en diciembre de 1997 le revocaron la libertad bajo palabra por el continuo uso de narcóticos y Downey pasó los siguientes 180 días en la cárcel. Las reincidencias igual continuaron y una noche, completamente intoxicado, apareció dormido en el apartamento de un extraño.
En los siguientes cuatro años, pasó más tiempo en los tribunales que en los estudios de cine. Ya nadie quería contratarlo, hasta que apareció la única oportunidad, cuando Joel Silver le ofreció protagonizar con Halle Berry la película Gothika en el año 2003. “Me había dado cuenta cuando mi carrera estaba terminada”, comentó él. “Sabía que estuve mal”.
Como si él mismo hubiera protagonizado una película de su vida, aquella filmación le cambió la vida. Más allá de haber recuperado su profesión, terminó casándose con la productora de aquella película, Susan Levin (un año después del divorcio con la primera esposa Deborah Falconer). Y el final feliz se había marcado con otra nominación al Oscar por la película Tropic Thunder, el mismo año que sorprendió al mundo entero, con la primera superproducción de Iron Man. Con casi 100 millones de dólares en su cuenta de banco, gracias a aquel personaje, se convirtió en un superhéroe, en la ficción... y en la realidad.
¿Qué se siente ser un superhéroe de verdad? Supongo que puedo hablar por todos aquellos que vivimos en este mundo. Hay algo en todo esto, que te hace pensar “¡Qué gran oportunidad!” Es algo muy extraño, pero yo tomo a Iron Man tan en serio como Shakespeare.
¿Te das cuenta de que también en la realidad te convertiste en un superhéroe para toda una generación gracias a Iron Man? Yo trato de recordar, todo el tiempo, que Iron Man sigue siendo el mismo que creó Stan Lee en los años 60, una persona muy compleja, un industrial militar muy conservador que en cierta forma siempre se lastima con sus propias armas de destrucción. Teníamos muchas expectativas con nuestra película, para esta generación.
Iron Man haría cualquier cosa por salvar a su gran amor, Pepper. ¿Y en tu caso? ¿Qué tan lejos irías por amor?
Teniendo en cuenta que mi esposa es la productora... aceptaría horarios interminables con la prensa (risas). Eso es amor. Eso es lo bueno de Iron Man 3, sin tomarlo tan en serio, me identifico bastante con su experiencia humana. Él está al lado de alguien que lo conoce bien. Y la vida emocional tiene muchísimo que ver con la clase de ser humano que nos convertimos. No importan los juguetes ni la fama.
¿Y cómo van las negociaciones para volver con Iron Man 4, 5 y 6?
No tengo la libertad para discutir ese tema.