Los precios exorbitantes del Mundial 2014 podrían matar a la gallina de los huevos de oro de un turismo internacional ya subdesarrollado en relación al inmenso potencial de Brasil.
“Por sus precios, Brasil quedará fuera de la carrera” si cobra demasiado a los hinchas, dijo a la AFP el profesor de Economía de la Universidad de Hamburgo, Wolfgang Maennig, que ha estudiado el impacto de grandes eventos deportivos en países anfitriones.
Decenas de hoteles piden precios cuatro veces superiores que sus tarifas normales, mientras hay alzas de pasajes aéreos de hasta mil por ciento.
¿Turismo a la baja?
Medios locales señalan que algunos pasajes entre ciudades sede podrían costar más que un billete a Nueva York, París o el Caribe, al tiempo que los hinchas de Inglaterra, Alemania y Bélgica se quejan de que los paquetes de avión, hotel y partido superan los 10 mil dólares.
A pesar de sus playas de ensueño y alegría de vivir, este país del tamaño de un continente solo recibe unos seis millones de turistas por año, muy lejos de los 80 millones que recibe Francia, primer destino turístico mundial.
“El problema es el post-2016. Brasil no debe ser visto como un destino caro o mataremos a la gallina de los huevos de oro para las próximas décadas”, dijo a la AFP el presidente de Embratur, Flavio Dino.
Alertada de la situación, la presidenta Dilma Rousseff creó una comisión que vigila los precios, pero turistas que no están interesados en el mundial evitarán Brasil en junio y julio de 2014, por lo cual Maennig cree que habrá menos que los 600 mil turistas pronosticados.