Rio de Janeiro, Brasil
La selección belga de fútbol venció este domingo 1-0 a Rusia en el estadio Maracaná de Rio de Janeiro y se clasificó para octavos de final del Mundial.
El atacante Divock Origi, hizo el único tanto del partido al rematar un gran pase de Eden Hazard al minuto ‘88. Bélgica lidera la llave de su grupo con seis puntos, seguida de Rusia, con tres. Corea del Sur y Argelia.
A Bélgica le están pesando las expectativas iniciales, que la situaban como una de las sorpresas positivas de la competición debido al inmenso talento que albergan futbolistas de la talla de Hazard, Romelu Lukaku, Axel Witsel o Vincent Kompany.
En la primera jornada, ante Argelia, se vieron obligados a remontar un 1-0 en contra en los últimos minutos y acabaron llevándose la victoria por el empuje y la determinación de varios de sus suplentes.
Su seleccionador, Marc Wilmots agitó la formación titular y movió los hilos en busca de un fútbol más vistoso y de control desde el principio. Para ello, retiró al extremo Nacer Chadli y al centrocampista Moussa Dembélé y dio entrada a Marouane Fellaini y, sobre todo, a Dries Mertens, el mejor de los 'Diablos Rojos' en la primera mitad.
Por su parte, el italiano Fabio Capello, el técnico mejor pagado de toda la Copa del Mundo, mantuvo en la alineación al arquero Igor Akinfeev, que falló calamitosamente en el estreno ruso 1-1 ante Corea del Sur, y formó con un equipo que juega 100% en el campeonato local.
Bélgica volcó su juego en la banda derecha de Mertens y éste no defraudó, protagonizando las acciones de mayor mérito de los primeros 45 minutos.
El jugador del Nápoles italiano desbordó cuanto quiso y se hizo amo y señor del choque con sus fulgurantes internadas por el carril diestro.
No en vano, centró varias veces con mucho peligro pero sin la suerte de encontrar un rematador (13, 26, 35) y disparó en dos ocasiones sin la fortuna de ver portería (16, 21). Regates, verticalidad y la constante sensación de poder decantar el encuentro cada vez que agarraba la pelota.
En cambio, Rusia se chocó contra un muro llamado Thibaut Courtois, que despejó con los puños los dos disparos más inquietantes de Viktor Fayzulin (11) y Maxim Kanunnikov (29).
Al borde del descanso, en la oportunidad más clara del partido, el ariete Alexander Kokorin, con todo a su favor, cabeceó fuera un centro medido de Denis Glushakov (43). El artillero y, junto a él, todo su país, conscientes de la importancia de ese error, se echaron rápidamente las manos a la cabeza, incrédulos.
La selección belga de fútbol venció este domingo 1-0 a Rusia en el estadio Maracaná de Rio de Janeiro y se clasificó para octavos de final del Mundial.
El atacante Divock Origi, hizo el único tanto del partido al rematar un gran pase de Eden Hazard al minuto ‘88. Bélgica lidera la llave de su grupo con seis puntos, seguida de Rusia, con tres. Corea del Sur y Argelia.
A Bélgica le están pesando las expectativas iniciales, que la situaban como una de las sorpresas positivas de la competición debido al inmenso talento que albergan futbolistas de la talla de Hazard, Romelu Lukaku, Axel Witsel o Vincent Kompany.
En la primera jornada, ante Argelia, se vieron obligados a remontar un 1-0 en contra en los últimos minutos y acabaron llevándose la victoria por el empuje y la determinación de varios de sus suplentes.
Su seleccionador, Marc Wilmots agitó la formación titular y movió los hilos en busca de un fútbol más vistoso y de control desde el principio. Para ello, retiró al extremo Nacer Chadli y al centrocampista Moussa Dembélé y dio entrada a Marouane Fellaini y, sobre todo, a Dries Mertens, el mejor de los 'Diablos Rojos' en la primera mitad.
Por su parte, el italiano Fabio Capello, el técnico mejor pagado de toda la Copa del Mundo, mantuvo en la alineación al arquero Igor Akinfeev, que falló calamitosamente en el estreno ruso 1-1 ante Corea del Sur, y formó con un equipo que juega 100% en el campeonato local.
Bélgica volcó su juego en la banda derecha de Mertens y éste no defraudó, protagonizando las acciones de mayor mérito de los primeros 45 minutos.
El jugador del Nápoles italiano desbordó cuanto quiso y se hizo amo y señor del choque con sus fulgurantes internadas por el carril diestro.
No en vano, centró varias veces con mucho peligro pero sin la suerte de encontrar un rematador (13, 26, 35) y disparó en dos ocasiones sin la fortuna de ver portería (16, 21). Regates, verticalidad y la constante sensación de poder decantar el encuentro cada vez que agarraba la pelota.
En cambio, Rusia se chocó contra un muro llamado Thibaut Courtois, que despejó con los puños los dos disparos más inquietantes de Viktor Fayzulin (11) y Maxim Kanunnikov (29).
Al borde del descanso, en la oportunidad más clara del partido, el ariete Alexander Kokorin, con todo a su favor, cabeceó fuera un centro medido de Denis Glushakov (43). El artillero y, junto a él, todo su país, conscientes de la importancia de ese error, se echaron rápidamente las manos a la cabeza, incrédulos.