El pequeño Jeremy Wuitschick bien se puede jactar de sus nervios de acero.
Con apenas 13 años de edad, tomó el volante del autobús escolar en el que viajaba junto con 12 compañeros más después que el conductor sufrió un infarto en plena marcha.
La rápida acción del niño salvó su vida y la de sus acompañantes.
La prensa estadounidense se ha hecho eco de este increíble caso que ocurrió en Milton, Washington.
Con el conductor inconsciente, Jeremy condujo el autobús escolar, lo estacionó en un lugar seguro y le quitó las llaves. Después trató de darle resucitación cardiopulmonar al conductor.
'Lo único que pensaba era que no quería morir. Cogí el volante, lo giré para llevar el autocar al arcén y grité: 'Que alguien llame al 911!', contó después a los periodistas.
'Hizo lo correcto. Pensó muy rápido', admitió por su parte el jefe de policía Bill Rhodes. 'Hay que concederle mérito, porque lo tiene'.
El estado del conductor es grave, ya que perdió la conciencia y empezó a convulsionar.