Tierra Adentro

Paseo colonial por Choluteca

La belleza escénica de sus alrededores se conjuga con un impresionante pasado colonial en Choluteca.

La ciudad más grande del sur de Honduras ofrece al visitante inexplorados bosques de mangle, sitios de observación de aves y un rico acervo cultural

FOTOGALERÍA
08.07.2015

La historia precolombina y el pasado colonial conviven en la sultana del sur.

Choluteca es la ciudad más grande del sur de Honduras, con una población de 160,000 habitantes. Su casco histórico, que conserva los vestigios de la época colonial, convive con el sitial de tierra de comerciantes, camaroneras, salineras, meloneras y grandes haciendas bovinas.

El municipio, cuyo nombre en lengua chorotega significa “valle ancho”, limita al norte con los municipios de Pespire, Orocuina y Apacilagua, al sur con Nicaragua, al este con los municipios de Santa Ana de Yusguare y Namasigüe y al oeste con Marcovia y San Lorenzo, Valle.

El clima del sur es cálido y seco, contrastando con la humedad de la costa norte. Sin embargo, la hospitalidad que se ofrece al visitante es la misma que en todo el país. Los ciudadanos de Choluteca están convencidos de que el turismo es un importante generador de empleo y divisas, por ello realizan esfuerzos importantes para consolidar la infraestructura ya existente, en la que se mezcla la modernidad con la época colonial.

Una hilera de construcciones de más de 300 años, declarados Monumentos Nacionales Históricos que marcaron a toda Centroamérica, acompañan el pasado histórico de la ciudad.

El visitante que llega en busca de atardeceres, de ese pasado colonial que llena de orgullo a su gente, sus inexplorados bosques de mangle o las extensas lagunas de invierno ideales para la pesca y la observación de aves, se encuentra con una buena lista de hoteles, restaurantes, centros comerciales y tiendas por departamento que dan fe del repunte económico que ha tenido la ciudad en los últimos años.

Desde la colonia, esta ciudad ha sido tierra de hacendados gracias a su potencial agropecuario, y una tierra de las danzas folclóricas, del pozol y el quesillo en capas.