Tegucigalpa

Vendedores reconstruyen puestos con fe y esperanza

Afectados toman la iniciativa de limpiar y reparar sus puestos de trabajo con el objetivo de agilizar la rehabilitación de los mercados. Unos 200 vendedores remozan sus locales para empezar desde cero y garantizar su sustento.

26.02.2012

Con una recostrucción que avanza en gran medida gracias a la iniciativa de los vendedores afectados, los mercados de Comayagüela recuperan poco a poco su auge comercial.

Según informe de la Alcaldía Municipal, se han registrado daños en 782 puestos del mercado Colón ,459 locales del San Isidro, 408 de la quinta avenida y 50 del mercado Álvarez.

La labores de limpieza de las áreas más dañadas, como el mercado Colón y San isidro, progresan y desde diferentes áreas de trabajo unos 800 voluntarios levantan de las cenizas las plazas comerciales.

Con los pocos recursos que les quedaron después del voraz incendio que acabó en cinco horas con su patrimonio, ellos se levantan trabajando duro.

Los afectados exigen que se autorice el capital semilla que les prometieron las autoridades y mientras estos recursos llegan, ellos retoman su actividad comercial con productos de bajo costo.

+ Voraz incendio arrasa mercados de la capital de Honduras

“Por mi familia, por mis hijos”

La fatalidad que significó el siniestro del pasado sábado para la vida de Santos Cerrato, no lo ha dejado sin esperanza.

Pese a tener todo en su contra, con altas cuentas por pagar, cinco hijos que alimentar y una hipoteca que amenaza su estabilidad, mantiene intacta su fe de seguir adelante .

'Aquí sigo lavando los materiales y el puesto que por 20 años ha sido el sustento de mi familia, todo este esfuerzo es poco para lo que merecen mis hijos', mencionó Cerrato con la voz entrecortada.

Don Santos se dedicaba a la venta de granos básicos en el mercado San Isidro. De las grandes raciones de alimentos que almacenaba en su bodega, no queda nada.

La pérdida de 750,000 lempiras en productos no quebranta su espíritu emprendedor. Desde que habilitaron la zona donde se ubica su puesto, trabaja sin descanso para restaurar su local.

'La Abarrotería Juanita se va a levantar mejor que nunca cuando termine mi trabajo y le devuelva la vida', manifestó.

Sin un centavo en el bolsillo pero con las manos ávidas de trabajar, se solidariza con sus compañeros del mercado y ayuda a cargar agua para lavar los pasillos y puestos aledaños al suyo.


'No basta con lamentarse'

Las ganas de no dejarse vencer por la adversidad es lo que caracteriza a Carmen Durón, propietaria del Bazar Carmen.

'Con lamentarnos y llorar no vamos a recuperar los perdido', expresó.

Con brocha en mano, mientras pinta de nuevo su local, pone en práctica su refrán y demuestra que la fuerza de voluntad es el motor que mueve su vida.

Doña Carmen es una madre soltera de tres hijos a los cuales sacó adelante con la venta de zapatos en su pequeño pero adorado local.

En el mercado Álvarez todos la conocen por su contagiosa sonrisa que es la que recibe a cada uno de sus fieles clientes.

'Perdí 500,000 lempiras, pero para mí lo más importante es estar con vida y tener a mis hijos salvos, mientras hay vida hay esperanza', aseveró.

Ella asegura que así como se ha levantado de otros dos incendios, esta vez lo hará de nuevo y mejor porque ahora sus hijos son adultos y le dan la fuerza que ella perdió con el pasar de los años.

En su vocabulario las palabras 'derrota' y 'amargura' no tienen cabida, con un ímpetu de quinceañera esta dama de 60 años trabaja día y noche en la restauración de su local.

'Hay que trabajar cuanto antes'

Los productos de venta de doña Abélica Ruiz quedaron en la historia después del siniestro en los mercados de Comayagüela.

Ya el tiempo para los lamentos y las lágrimas se han terminado para la señora Ruiz, propietaria de un negocio en el mercado Colón.

'Hay que trabajar cuanto antes', dijo. Para lograr salir de la tristeza, ella asegura que el mejor remedio es el trabajo y estar activa toda el día.

'En una cabeza ocupada no hay tiempo para pensar en lo perdido, solo se ve lo que falta por hacer para levantarse', reflexionó.

Sus tres hijos son su gran motivación para salir adelante, ellos trabajan hombro a hombro con los ayudantes que contrataron para restaurar su local.

'Día a día veo cómo avanza la reconstrucción del techo, las paredes, el piso y eso me da fuerza para soñar en la recuperación que seguro vamos a tener', indicó.

De la próspera bodega de ventas al por mayor que tenía, solo quedaron las paredes y los fuertes cimientos que levantó su familia cuando ella apenas era una niña.

Entre sus sueños a futuro anhela ver el nuevo mercado que prometieron las autoridades y con él la prosperidad.

'Hay que tener esperanza'

Un techo destrozado es lo que queda del puesto de ropa y calzado de don Candelario Morazán en el mercado San Isidro.

'En la vida hay que tener esperanza, es lo único que queda cuando se enfrentan estos reveses de la vida', afirma.

En medio de la desgracia que cayó sobre su patrimonio, él rescata el valor del amor y la amistad que le demuestran sus compañeros de trabajo y su familia, quienes no se han separado de su lado.

El dolor y pesar que lo embargaron el pasado sábado cuando vio caer su local, los ha cambiado por las herramientas que utiliza para restaurar su negocio.

'Variedades Morazán perdió 500,000 lempiras en productos, pero no el calor humano y afecto que se respira en sus paredes por el arduo trabajo de nosotros, los que lo levantamos, que se marca en cada arruga de las paredes', manifiesta.

Don Candelario aboga ante las autoridades por una pronta recuperación de los mercados afectados, la reubicación de quienes no tienen ni una pared, levantarse y la inmediata entrega del capital semilla. 'Nosotros ya estamos poniendo manos a la obra para salir adelante, pero las autoridades no se deben olvidar de sus promesas', aseveró.