Convertido en una enorme bodega se encuentra el recinto que el 27 de agosto de 1880, durante la administración de Marco Aurelio Soto, se constituyó como la Biblioteca Nacional de Honduras (Binah).
Pese a que en sus estantes hay más de 50 mil obras literarias distribuidas en varias salas, y que sigue siendo la pasión de cientos de lectores que la visitan a diario, este recinto cultural adolece de indiferencia y abandono.
Actualmente la Binah, que en enero de 2009 fue bautizada con el nombre del célebre poeta y escritor hondureño Juan Ramón Molina, está en condiciones lamentables.
En su interior una interminable plaga de roedores y cucarachas, entre otros animales -de los que no se descarta puedan haber hasta culebras-, se suma al problema.
La insalubridad, reflejada en el mal estado en que se encuentran la cisterna y los baños desde hace un año, solo da el tiro de gracia a la lamentable situación que aqueja este recinto histórico.
Foco de contaminación
Son los usuarios de la Binah quienes han tomado la iniciativa de hacer las denuncias correspondientes.
“En la biblioteca se sienten malos olores y a simple vista se puede ver que las ratas andan de un lado a otro, sobre las mesas, donde he notado excremento de ratas y eso es un peligro para la salud de las personas”, manifestó Carmen Trejo, una de las tantas visitantes.
Similares denuncias hacen otros usuarios y EL HERALDO, en una visita realizada recientemente, logró comprobar la situación por la que atraviesa la biblioteca.
Entre los problemas constatados se pueden enumerar el de la entrada principal que se encuentra clausurada debido a que un cerro de escritos históricos que se estaban dañando en la Casa de Morazán fueron trasladados a la biblioteca y hoy ocupan salas enteras por la enorme acumulación.
Desde hace dos años se hizo el traslado de documentos archivísticos y hemerográficos como periódicos y revistas y no se han removido en ninguna ocasión, lo que puede estar generando la plaga de roedores.
Igual pasa en el sótano, que está atascado de documentos que se han ido deteriorando por la humedad.
En otro espacio también es notoria una montaña de papeles que mantienen obstruida la salida de emergencia.
Lo más deplorable es el mal estado de los sanitarios debido a la falta de agua.
Ni empleados ni usuarios, que son en sus mayoría niños escolares, disponen de un baño para hacer sus necesidades.
Según informes, los empleados y los visitantes tienen que aguantarse o alquilar un baño en algún establecimiento comercial a inmediaciones del recinto cultural.
Frente a esta situación se hace un llamado a las autoridades competes con potestad de intervenir las dependencias públicas que lo hagan con la Binah, antes de que se desate una epidemia por la insalubridad a la que está expuesta y cuyas consecuencias pueden afectar a los usuarios.
Es necesario que la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), el Cuerpo de Bomberos y la Secretaría de Salud se apresten para ayudar en esta situación. Los usuarios piden a la Alcaldía Municipal a través de las diferentes regidurías que ayude en el combate de plagas.