Tegucigalpa, Honduras.- La zona urbana del Distrito Central está sitiada por 17 grandes afluentes que desembocan en el río Choluteca y que, en su recorrido por barrios y colonias representan algún tipo de amenaza de deslizamientos, inundaciones y saturación de suelos, principalmente en la temporada de invierno.
Un estudio realizado con apoyo de la cooperación japonesa, identificó estas fuentes de agua y determinó que todas pueden representar una amenaza para las familias que viven en las riberas.
Según el coordinador del Programa de Adaptación Urbana al Cambio Climático de la Alcaldía Municipal del Distrito Central, Julio Quiñones “se trata de un instrumento que usamos incluso para el mantenimiento de los mismos”.
Aunque, el río Choluteca sigue siendo el de mayor peligro para la ciudad, mientras que “las zonas más afectadas dependen de las condiciones del clima y si hay algún fenómeno en particular”.
Los principales afluentes que desembocan en el río Choluteca son el río Chiquito, quebrada La Orejona, río Guacerique, quebrada El Sapo y quebrada El Cacao.
Entre estos, el río Chiquito es el de mayor extensión, con una longitud de 8.962 kilómetros y sus aguas son permanentes durante todo el año.
La quebrada El Cacao, quebrada Salada, quebrada El Sapo y la quebrada La Orejona, son los afluentes que se mantienen en alerta durante la temporada de lluvias y en los que cada año se realizan obras mitigación, principalmente en el sector de Los Jucos.
Carlos Bonilla, subgerente del Comité de Emergencia Municipal (Codem), detalló que la quebrada La Orejona “viene desde Prados Universitarios, pasa por la aldea Suyapa, continúa por el Instituto San Miguel, transita por el Centro Cívico Gubernamental y luego por el Hospital Escuela, el barrio Morazán y Los Jucos, hasta llegar a la antigua Penitenciaría Nacional”.
Las zonas cercanas a este recorrido pueden enfrentar problemas de saturación de suelos, dependiendo de la intensidad del invierno o de los fenómenos climáticos que se presenten en el año.
La quebrada El Sapo por su lado, representa una amenaza más cercana para las colonias Villa Cristina, El Zapote Norte, El Zapote Centro, 3 de Mayo, Las Ayestas, La Obrera y el barrio Sipile. “Ahí hay un desarenador, se filtra el agua y esta desemboca en el río Choluteca, atrás de los mercados”, explicó Bonilla.

Otro afluente es el río San José, que recibe aguas de la quebrada que baja de La Soledad, pasa por Santa Anita y en su recorrido transita por la colonia Venezuela y el Instituto Central Vicente Cáceres, hasta unirse a la quebrada La Esperanza.
Estos afluentes no nacen precisamente en el Distrito Central; no obstante, terminan desembocando en el río, transitando por varias colonias de Tegucigalpa y Comayagüela, dejando a su paso saturación de suelos, inundaciones y deslizamientos durante la temporada de invierno.
Según el mapa de la Alcaldía Municipal, que muestra las alertas de movimientos de ladera, en la capital se registran 76 colonias que pueden presentar algún tipo de vulnerabilidad, sumadas a aquellas que son atravesadas por los 17 ríos y quebradas.
En estos sectores, más de 600 mil personas están expuestas a cualquier alerta por suelos vulnerables o inundaciones, como sucede todos los años en la colonia Betania y Las Brisas, que son las principales afectadas por desbordamientos del río Choluteca.
“Por el lado de Las Brisas hay un compromiso de entre 15 a 24 familias y por Betania, entre 25 y 28 familias que son afectadas por la ribera del río Choluteca”, indicó Carlos Bonilla.
Según un estudio de Germanwatch, organización alemana que evalúa la exposición de los países al cambio climático, Honduras está entre los tres países más vulnerables del mundo, junto a Puerto Rico y China.
Entre las causas se encuentra la topografía. En el caso de Tegucigalpa, como ciudad vulnerable, su terreno es muy irregular y es atravesado por fuentes que saturan los suelos en zonas habitadas.