GRACIAS A DIOS, HONDURAS.-Sus lágrimas no paraban, su rostro miraba al suelo y sus puños los tenía cerrados con fuerza, con rabia e impotencia.
Se trata de Yani, quien llegó ayer por la madrugada a buscar a sus familiares para la dura tarea de reconocerlos.
“Esto que estamos viviendo es horrible, perdí a siete familiares míos, uno de ellos está desaparecido”, lamentó Yani Bendles.
La señora lamentó que antes del viaje no pudieron hablar porque salieron desde muy temprano en el barco Capitán Waly que naufragó la madrugada del miércoles en las aguas de Cayo Gorda, donde iban a iniciar las labores de pesca.
“Me duele que no pude verlos, el domingo fue la última vez que los vi a todos ellos, eran buzos y cayuqueros desde hace 10 años y otros 20 años”, comentó.
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La señora lamentó que ellos dejan hijos y a sus mujeres solas.
Agregó que cuatro de sus familiares dejan a sus mujeres embarazadas y no tienen un sustento.
“Esperamos que el gobierno se apiade de la familia para que nos ayude, ellos eran el sustento y ahora deja a la familia desamparada, no sé cómo vamos a estar porque aquí hay problemas de empleo, esa era la única manera que podían traer ingresos económicos”, señaló.
Yani estuvo esperando por varias horas bajo el incandescente sol que el personal de Medicina Forense del Ministerio Público y de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) la llamaran para identificar los cuerpos. Una vez que eso sucedió salió llorando, desconsolada
