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Tegucigalpa, Honduras.- “Con el pinche calor de siempre de San Pedro, cualquier movimiento, por muy pequeño que fuera, lo hacía sudar a chorros”. (p. 55)
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“(...) una balanza ultra precisa para medir el peso de cada palabra”. (p. 66)
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En “La pasión según Tin Tan”, colección de cinco cuentos recién publicada, Dennis Arita demuestra un agudo ingenio verbal con el que explora las posibilidades expresivas del lenguaje popular.
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Ya lo había desplegado en el relato “Si te vi, no me acuerdo”, incluido en el volumen colectivo “Doce cuentos negros y violentos”, bajo el sello editorial de Mimalapalabra en 2020, y que aparece también aquí, y al que me he referido en una reseña particular.
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“La pasión según Tin Tan” es el título de uno de los cuentos aquí agrupados, y en él y en los demás, Arita exhibe su habilidad para poner de relieve la extraordinaria viveza de la jerga local a partir de una ironía crítica.
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Las voces que logra orquestar son parte de su recursividad verbal mediante la cual conduce al lector a través de la inmensa mina del vocabulario coloquial de la ciudad.
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Se trata de incursionar en el dialecto preciso de la costa norte y saborear su vitalidad lingüística, apenas rozada por nuestra literatura.
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Este libro posee densidad de vida, una inmediatez de textura basada en el dominio de los usos y locuciones del discurso callejero.
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En efecto, el elenco de “La pasión según Tin Tan” pertenece en su mayoría a las clases populares: los personajes tienen que sobrevivir, pese a que en el entorno urbano el robo, la explotación y la agresión se han vuelto eventos ordinarios y cotidianos.
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Tales sobrevivientes procuran vadear con agilidad el detritus de su propia experiencia de vida, desde la orilla apocalíptica de la marginalidad social y del abandono.
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Dennis Arita obtiene, así, efectos inéditos del dialecto local: el periplo narrativo por los barrios populares hace que el relato “renueve” la realidad gracias a su ojo satírico.
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En esa novedosa forma narrativa sale a flote la inequidad social y económica junto con la brutalización que trae consigo la pobreza.
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Lo cierto es que el autor posee un instinto para la prosa grácil y vívida, ricamente expresiva y que da cuenta de la guerra entre la imaginación (la suma de nuestras facultades) y la realidad descarnada.
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El vocabulario narrativo de “La pasión según TinTan” apalea el caballo muerto del adocenamiento retórico y, con ello, se intensifica el sentido de lo real.
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Aquí el narrador consigue organizar la experiencia humana y derretir las falacias de un mundo incierto e inseguro, marcado por el temor y el temblor, “como si toda la ciudad estuviera sumergida en un líquido viscoso” (p. 119).
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En la prosa creativa de Arita hay a menudo una risa amarga, pero en ese carácter prosaico del lenguaje se impone la frescura y la originalidad.