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La masacre de Los Horcones 'fue un hecho doloroso que no debemos olvidar”

El dirigente de la Democracia Cristiana rememora los hechos de aquella fatídica noche del 25 de junio de 1975 en que asesinaron y enterraron en un pozo a 14 personas.

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30.06.2012

El veterano dirigente de la Democracia Cristiana, Ramón Velásquez Názar, sostiene que el movimiento social, en la búsqueda del respeto y la promoción humana en Honduras, no ha logrado recuperarse después de la matanza de Santa Clara y Los Horcones.

Este doloroso acontecimiento en la historia de la lucha social en Honduras ha marcado un hito que hoy se recuerda de manera tibia, pese a que el Estado de Honduras institucionalizó este hecho declarando el 25 de junio de cada año como el Día de los Mártires, resaltando la masacre de Los Horcones como referencia.

En una entrevista para Siempre, el también vicepresidente del Congreso Nacional nos ubica en el contexto histórico y hace algunas reflexiones sobre el tema.

¿Qué recuerda de la matanza de Santa Clara y Los Horcones? En aquel momento teníamos un gobierno de facto dirigido por el general Juan Alberto Melgar Castro y basados en el decreto 18, emitido en el régimen de Oswaldo López Arellano, los campesinos luchaban por unas parcelas de tierras.

En el año de 1975, la dirigencia de la Unión Nacional de Campesinos, con el apoyo de la Central General de Trabajadores, de Concorde, que era un grupo de agencias social-cristianas que promovían el desarrollo del país, así como con el auxilio de la iglesia Católica, que contaba con centros de capacitación y radios regionales, planificaron una movilización hacia Tegucigalpa, proveniente de todos los sectores del país.

En aquel momento, los jefes militares eran como una especie de presidentes en cada región y eran ellos los que decidían.

Los militares recibieron instrucciones de detener la movilización que se denominó la “Marcha de la desesperanza y del hambre”.

¿Qué acciones realizaron para cumplir con su cometido? Los jefes militares pusieron en marcha cada quien su estrategia para impedir la movilización. En el caso de la zona sur, la gente que se movilizaba desde Choluteca a la capital fue detenida, la montaron en los vehículos del Ejército y la condujeron a San Marcos de Colón, donde les dijeron que si querían caminar desde ahí que lo hicieran.

Igual cosa ocurrió con los campesinos que se movilizaban desde San Marcos a Tegucigalpa. A ellos los llevaron a El Triunfo y les dijeron que marcharan desde ese lugar. A los campesinos que venían del norte y occidente les pusieron retenes carreteros y no pudieron pasar. De esta manera boicotearon la movilización que venía desde distintas partes de Honduras.

¿Qué fue lo que ocurrió en Olancho? En esta región se produjo una masacre. Por una alianza entre el jefe militar, José Enrique Chinchilla, y el terrateniente Manuel Zelaya padre decidieron capturar a los cabecillas de la marcha un día 24 de junio. Ellos se encontraban en el Centro Santa Clara, que es propiedad de la UNC, y en ese lugar, además de hospedaje, alimentación y cursos, también había un centro de mecánica y algunos talleres. En ese lugar se encontraba un grupo de personas preparando el alimento para los que iban a participar en la marcha.

En la mañana del 25 de junio de 1975 los militares se tomaron el centro de capacitación, asesinando a cuatro de las 14 personas que aparecieron después enterradas en un pozo malacate de la hacienda Los Horcones, propiedad del terrateniente Manuel Zelaya padre, ubicada en el valle de Lepaguare.

¿Se castigó a los culpables de estos crímenes? Ellos intentaron engañar al jefe de Estado de ese momento. La versión que dieron los militares es que los detenidos intentaron escapar, historia que fue avalada por una comisión que investigó los hechos; sin embargo, por la presión internacional, la presión de los estudiantes y gremios magisteriales, se nombró una comisión investigadora que logró establecer la verdad y encontró los cadáveres enterrados en el pozo malacate, lo que dio lugar a que se acusara a los culpables de estos asesinatos, quienes fueron condenados por 20 años. No obstante, en 1981, cuando el presidente

Roberto Suazo Córdova asumió el poder, decretó un indulto solo para beneficiar a los culpables del crimen de Los Horcones y esto quedó en la impunidad.

¿Qué hito histórico marca este acontecimiento? Esto nos llevó a que en el año 2004 el Congreso Nacional emitiera un decreto declarando el 25 de junio como el Día de los Mártires.

El decreto ordena que las escuelas deben hacer esta celebración, pero desgraciadamente dicha ley no se está cumpliendo y ha pasado esa fecha totalmente inadvertida por los escolares.

¿Pero este no el caso de la Democracia Cristiana? Como partido hemos honrado la memoria de esos mártires durante 37 años porque nos parece que los hondureños no debemos olvidar estos hechos y que cada vez que vayamos a tomar decisiones debemos estar seguros del tipo de decisiones que vamos a tomar.

Yo creo que deberíamos aprender las lecciones para asegurarnos de que por lo menos el respeto de la vida humana se pueda mantener, cosa que está muy cuestionada... fíjese que no hemos podido conseguir resultados en la investigación por la muerte de Alfredo Landaverde.

¿Qué repercusiones tuvo esa masacre en la lucha social en Honduras? Tuvo efectos desastrosos, de tal manera que el grado de conciencia que existió en ese momento entre el movimiento campesino no se ha podido recuperar.

Por otra parte, los programas para el impulso de la promoción humana, como las escuelas radiofónicas, programas de financiamiento, investigación social, los centros de capacitación y las radios y medios de comunicación regionales decayeron hasta perderse definitivamente.

¿Cree usted que en aquel momento había más conciencia social que hoy día entre los grupos organizados? Creo que sí, siento que hemos ido sustituyendo con el tiempo la idea de la liberación por la dependencia.

¿A qué atribuye que el Día de los Mártires pasó ignorado para muchos? A la falta de información, yo creo que lo que habría de hacerse es asegurarnos de que el pueblo se mantenga informado de los acontecimientos históricos que repercuten en la sociedad.

Hacer memoria de los mártires de los Horcones es buscar en nuestra historia hondureña señales para seguir creyendo en mejores bienestares de vida.

El problema de la recuperación de tierras es histórico. ¿Qué relación comparativa hay entre los crímenes de la Talanquera, Santa Clara y Los Horcones con los hechos del Bajo Aguán? Pues creo que son dos circunstancias que tienen aristas similares. Nosotros dentro del movimiento social cristiano también incursionamos en el Bajo Aguán y en El Patuca, de hecho, apoyamos el traslado de los campesinos de Choluteca al Patuca y en el Bajo Aguán, a través de la UNC tuvimos participación.

Uno de los aspectos que analizábamos recientemente es que el apoyo en aquel tiempo a los grupos organizados de campesinos significó el establecimiento y el desarrollo de empresas del agro manejadas por grupos de labriegos.

De esos esfuerzos surgieron empresas como Las Guanchías y las productoras de banano que tuvieron mucho prestigio en el país.
Sin embargo, en este momento, en la acción de recuperar tierras que ya están cultivadas me parece que no hay esfuerzo y si no hay esfuerzo por obtener algún resultado, no se está comprometido con el resultado.

En el caso de esta lucha campesina que se libra en el Bajo Aguán, hay una gran diferencia que obliga a que los campesinos reflexionen y tomen en cuenta que el patrimonio lo construye uno en la vida y que no voy a tener el patrimonio que tiene otro si tardó 20 años en construirlo y yo estoy empezando ahora.

Un mensaje final a los lectores...

Pediría al pueblo que se informe sobre los hechos que ocurrieron en aquella época,
porque la matanza de Santa Clara y Los Horcones fue una tragedia nacional con repercusiones internacionales, porque allí fueron asesinados personas de origen estadounidense y colombiano.

No debemos olvidar estas cosas, debemos de estudiarlas para sacar las lecciones, no para vivir del pasado ni para vivir en el rencor, sino para asegurarnos de que las condiciones que se dieron en ese período no se vayan a repetir porque se han perdido vidas humanas y eso es lo más preciado que tenemos.

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