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Investigador incansable

Su invaluable aporte a la cultura y la defensa de la soberanía está impreso en sus obras y en la carrera de Historia de la UNAH, que él ayudó a fundar. Su proyecto: dos libros y un museo familiar.

    05.02.2012

    Su pasión inmensurable por la historia se ve reflejada en sus pasos, pasos firmes marcados con éxito, entrega y dedicación en los parajes de la vida de Honduras. Describir a un hombre que ha forjado el destino de un país es hablar del doctor Mario Felipe Martínez Castillo, un brillante hondureño que ha destacado a nivel nacional e internacional por su aporte a la historia universal.

    Para hablar de este polifacético hondureño es preciso remontarse a la colonial Comayagua, a las aulas universitarias, a la Corte Suprema de Justicia en La Haya, a la Cancillería, a los museos y bibliotecas más importantes y a los libros donde se narran los hechos más trascendentales de la historia hondureña. Y es que ese espíritu aventurero en busca de un hecho interesante del remoto pasado de Honduras ha revolucionado la historia misma de su país.

    Los Martínez y los Castillo.

    Como todo un apasionado de la historia, Mario Felipe Martínez describe con agrado su procedencia, en la antigua colonial Comayagua, donde se casaron sus padres, el doctor Carlos Martínez Palma y doña Mercedes Castillo Cruz, quienes procrearon ocho hijos, siendo él el primogénito. Nació el 16 de septiembre de 1932 en la excapital de Honduras.

    'Mis padres se casaron en Comayagua, siendo yo el primogénito de la familia tuve la suerte de nacer en ese lugar. Porque debido a las ideas liberalistas de mi padre tuvimos que salirnos del país viviendo el exilio en Guatemala durante 14 años, porque en aquel momento la política de Tiburcio Carías Andino no permitía el partidarismo en el país', manifestó Martínez.

    'Como mi papá era médico, el presidente de Guatemala, el doctor Juan José Arévalo, lo nombró médico de zona, teniendo que viajar de una región a otra. Debido a ello anduvimos por uno y otro lado, hasta que mi padre, siendo diputado del Congreso de Guatemala, fallece en un accidente aéreo en el año de 1949', detalló.

    El historiador agrega que en aquel momento su hermano, el menor de los ocho varones, apenas tenía un mes de nacido, por lo que tuvieron que pasar un tiempo en Guatemala hasta que su madre dispuso regresar a Honduras durante el gobierno de Juan Manuel Gálvez, quien permitió el retorno de los exiliados hondureños.

    Su deseo de ser Historiador.

    'Mi deseo por estudiar e investigar mis orígenes y el patrimonio familiar se remonta también desde que era niño, cuando mi madre me hablaba y enseñaba la importancia que tienen las familias Castillo, los Calderón de la Barca, los Valenzuela, los Aguiluz y todas esas familias provenientes de Comayagua, como parte de los forjadores de la identidad de Honduras', indicó con orgullo Martínez, quien además recuerda aquellas emociones y deseos que en años posteriores lo motivaron a investigar la genealogía familiar; descubriendo y teniendo la historia de la familia Castillo de Comayagua desde el siglo XVII y la historia de las reconocidas familias de médicos guatemaltecos Martínez Palma y Cerna Sandoval desde el siglo XVIII.

    A su regreso del exilio y teniendo una casa en la esquina del parque llena de recuerdos familiares en sus once habitaciones, el deseo de comenzar a abrir armarios, baúles y cofres hizo latir el corazón y la curiosidad de aquel joven. Hallando una serie de documentos, piezas bellísimas, vestimentas, objetos en oro y plata, libros empastados en cuero y cientos de objetos más que databan desde el siglo XVI.

    Hotel San Francisco.
    'Como mi madre tenía su gran casa en Comayagua, no se echó a dormir, convirtiendo aquella residencia en el mejor hotel de la zona, donde la gente importante de Tegucigalpa y los extranjeros se hospedaban. Pasando siempre la casa llena y con un ambiente muy alegre. Al punto que las señoritas y caballeros que allí vivían se conocieron, llegando a derivar de esas relaciones diez matrimonios', contó con simpatía el historiador.

    Esfuerzo.
    'Mi madre no perdió el tiempo para que nosotros estudiáramos los que queríamos. Ella nunca impuso alguna profesión, pero sí exigía que todos fuéramos profesionales universitarios. Así que mi familia era una clásica familia colonial, porque había desde un sacerdote hasta un militar, pasando por médicos, ingenieros, dentistas e historiadores', precisó con entusiasmo Martínez.

    Sueños.

    'Yo comencé a estudiar aquí en Tegucigalpa, pero como vi que ninguna de las carreras que había me interesaba y gustaba, opté por investigar, encontrando en Brasil la carrera que me gustaba y quería, esa era la carrera de Historia', determinó el doctor.

    'Me matriculé en la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Río de Janeiro, donde obtuve la Licenciatura en Historia. Y posteriormente una maestría en la Universidad de Guaraná. Seis años continuos de estudio en donde no podíamos regresar a vacacionar porque el pasaje era muy caro y no podíamos venir sin el título en la mano', señaló el historiador.

    En 1971 el historiador emprendió un viaje a Sevilla, España, para estudiar un doctorado en Historia con especialidad en Historia del Arte, porque en esa ciudad se encuentra el Archivo General de las Indias y quería concluir sus estudios allí.

    Vocación.


    En el mismo momento en que el historiador regresa a Tegucigalpa, en 1966, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) comienza a funcionar en sus actuales instalaciones, siendo llamado Mario Felipe por la directora del Centro Universitario de Estudios Generales (CUEG), Irma Acosta de Fortín, para que impartiera clases de filosofía, antropología, arte e historia, entre otras.

    Dentro de esos 40 años de docencia uno de los grandes logros del doctor Mario fue ser cofundador de la carrera de Historia de la UNAH con los licenciados Marielos Chaverrí, Marcos Carías y Ramón Oquelí.

    'El haber forjado una carrera es un gran mérito y un honor, porque fue un esfuerzo de diez años. Donde se tuvo que luchar con las autoridades de la Universidad, que no aceptaban la iniciativa, porque creían que nosotros fundaríamos un centro comunista en el alma máter y lo que realmente pretendíamos eran formar más historiadores', describió Martínez.

    Logros.
    'En toda mi vida lo que a mí me ha dado más satisfacción y de lo que me sentiré siempre orgulloso es de haber sido una pieza importante en el pleito entre El Salvador y Honduras para el referendo limítrofe en la Corte Suprema de Justicia de La Haya, donde para el juicio oral presentamos más de cuatro mil documentos autenticados que permitieron que Honduras ganara el conflicto en un 95 por ciento de sus pretensiones', indicó con orgullo el historiador.

    Proyectos.


    Desde su jubilación de la UNAH y el ministerio de Relaciones Exteriores, el doctor Martínez se dedica a realizar uno de sus preferidos deleites, la elaboración y publicación de sus investigaciones y libros como: 'Paternalismo y esclavitud negra en Tegucigalpa', 'La intendencia de Comayagua', 'Documentos inéditos para la historia de Honduras', 'Los forjadores de nuestra identidad', 'Por las rutas de la plata y el añil' y 'Cuatro centros de arte colonial hispano criollo en Honduras', entre otras.

    Esa pasión por la escritura la ha combinado con su proyecto de donar el patrimonio familiar a la Municipalidad de Comayagua para fundar el museo de la casa de la familia Castillo de esa ciudad colonial.

    Y es así que ese espíritu aventurero y curioso sigue atrayendo a muchos jóvenes a un mundo integrante lleno de historias, secretos y tesoros que guarda la india virgen de aquellas 'honduras' que descubrió Colón. Haciendo un llamado a conocer la historia real de Honduras, interesarse por descubrirla y promoverla. Y Recordando a las actuales autoridades del alma máter la importancia de la promoción de la carrera de Historia.

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