Paredes se escribe con P de poeta. Hablar de calidad literaria y buen manejo del lenguaje poético en Honduras es referirse a don Rigoberto, quien con su amplia trayectoria se ha convertido en una de las personalidades culturales más respetadas en el país.
Premio Nacional de Literatura, representante de Honduras en el mundo y autor de una exquisita variedad de poemas y ensayos que demuestran en cada párrafo su peculiar estilo.
Díscolo y paternalista, don Rigoberto Paredes sin duda es una de los grandes padres que se quedarán por siempre en la memoria poética hondureña.
Respetado y seguido por jóvenes poetisas y poetas, hace un balance sobre las principales trabas a las que se enfrentan los nuevos representantes de la literatura nacional que aspiran a alcanzar una parte del prestigio que a sudor de palabras (escritas y habladas) se ha ganado don Rigo durante su prolífica carrera literaria.
¿Cuáles cree que son las principales limitantes a las que se enfrentan las y los escritores hondureños? El costo de las ediciones, el poco interés de los editores por publicar literatura y, sobre todo, poesía. Aparte, a falta de un mercado de las obras y de más público lector, pero eso se forma, es parte de un proyecto que lo pueden manejar las universidades, por ejemplo. No es fácil, se requiere tenacidad y realizar una campaña de alto nivel para promover la literatura y la venta de libros.
¿Por qué considera que hay escritores hondureños que no se animan a publicar o que se conforman con un libro, se debe esto 100% al apoyo económico? Bueno, el autor hondureño es muy renuente a publicar. Nunca creen estar listos, se la pasan revisando su obra, puede ser por temor a la crítica, pero en este oficio hay que arriesgarse. Los escritores deben estar conscientes de que un libro publicado -al ser un objeto ya concreto- es un punto de referencia para el autor, hay ciertos parámetros que le dará esa obra que le servirán para seguir escribiendo y manejar el oficio, es decir, consolidarlo y hacerlo permanente.
¿Y qué opina de los escritores de una sola obra? Hay muchos autores de una sola obra, publicaron un librito y ya no siguieron. No tienen oficio ni trayectoria -que es muy importante-. Mi consejo es que si no publican cada año, por lo menos que lo hagan cada dos o tres; sé que no es fácil, porque en un medio como el nuestro cuesta el doble, y pues uno también tiene que sobrevivir, pero se puede buscar otro trabajo y seguir en la lucha.
¿Qué siente, como autor hondureño, al ver publicadas sus obras? Sí, sobre todo pese a las adversidades. Es una gran satisfacción. Yo soy un escritor, sé lo que cuesta publicar en este país, el costo de las ediciones, sobre todo tratándose de poesía, pues esta tiene una circulación muy limitada. Pero tampoco se puede negar que ahora hay más canales de difusión de los trabajos, se pueden enviar al exterior y hay más ayuda de las embajadas, eso es muy importante.
También la tecnología, a través de Internet, ha facilitado la divulgación de estos trabajos... Claro, inclusive en una reciente convocatoria a la tercera edición del Premio Iberoamericano de Poesía Juegos Florales de Tegucigalpa se tuvo una gran aceptación. Recibimos muchos trabajos de escritores extranjeros que se enteraron de la convocatoria gracias a Internet. Nos llegaron más de 800 trabajos.
Sí, usted fue parte del jurado por segunda ocasión. La cantidad ha ido creciendo en relación a las primeras ediciones, pero ¿qué hay de la calidad? La calidad de las obras participantes supera a la del año pasado. Da lástima que al final solo queda un gran libro, el ganador, pero hay otras obras que también merecen mención.
¿Y qué se puede hacer para remediar eso? Es importante que haya un programa de publicaciones, porque lo que queda son los libros y hay muchos de calidad. Podría hacerse una selección de las mejores obras. Por ejemplo, en esta ocasión nosotros como jurado (que coincidimos bastante con el equipo que me tocó) nos quedamos con 12 libros buenos, de esos se puede hacer una selección de trabajos que la alcaldía del Distrito Central emita en un volumen, eso le daría un mejor aprovechamiento a estos premios.
De esas más de 800 obras que mencionó, ¿pudo apreciar una mayor participación de mujeres, en comparación con la edición pasada, por ejemplo? Sí, de hecho me llamó la atención que hubo mucha participación de ellas.
¿Quizá estemos cerca de encontrar a una nueva Clementina Suárez? Claro que sí. Ahora hay muchas más mujeres escribiendo y publicando.
¿Qué valoraciones hace sobre la tercera edición de los Juegos Florales? El premio me parece una iniciativa muy prestigiosa y bien pensada, es una manera de difundir el nombre de Honduras e indicar hacia afuera que aquí hay un interés por la cultura, por la poesía.
Un premio como este, ya de prestigio, lo que ha hecho es que en todos los países de habla española, incluida España y toda América, se diera una convocatoria muy amplia que ha despertado mucho interés. El resultado es que hubo un crecimiento considerable en relación a los años anteriores.
Es interesante que en el caso de estos premios sea el gobierno local el que los impulse, teniendo el Estado una Secretaría de Cultura, ¿usted qué opina? Es admirable que la Alcaldía sea la promotora y que se den premios bastante sustanciales, que son 5 mil dólares (unos cien mil lempiras), más la publicación de la obra. Hay un esfuerzo considerable. Ellos han tenido el acierto de incluir a otras instituciones como copatrocinadoras del premio. Embajadas, la Universidad Nacional, bancos y hoteles... esto es bueno, porque le puede dar sentido de continuidad al premio y es importante que quede establecido.