Opinión

Violencia intolerable

Estamos atravesando por una crítica situación sin precedentes por la gran ola de delincuencia, criminalidad y violencia que azota al pueblo hondureño, originada en diferentes factores, entre ellos hogares desintegrados, desempleo, drogas, alcoholismo, falta de educación, carencia de principios y valores éticos, morales y espirituales, que son caldo de cultivo en la vorágine de asaltos, secuestros, crímenes, robos que a diario se cometen en diferentes partes del país.

Lo peor es que todo esto ocurre sin que se esclarezca nada ni se dé con el paradero de los responsables de los abominables hechos que enlutan a la sociedad.

Mientras tanto, los responsables de darle seguridad a las personas y sus bienes son unos indiferentes y negligentes y no cumplen con la misión encomendada. Otros, increíblemente, como recién se ha confirmado, son los principales protagonistas de tan repudiables hechos.

Es admirable y digno de reconocimiento la valiente participación de EL HERALDO en la eficiente investigación periodística realizada que ha dejado al descubierto lo que se especulaba y que era un secreto a voces; pero que por razones obvias no se actuaba, en relación a la corrupción de una gran cantidad de policías involucrados en diferentes actividades criminales.

También la rectora de la UNAH, doña Julieta Castellanos, en medio del dolor por el asesinato de su hijo e impulsada por el deseo de que se haga justicia, ha dado cátedra al tomar la investigación personalmente, apoyada por su equipo de la máxima casa de estudio. Gracias a esto se descubrió y se dio a conocer públicamente a los verdaderos responsables, que de no haber sido así hubiera quedado como un crimen más en la impunidad como los demás que se cometen a diario en diferentes partes del país.

Debemos estar conscientes de que la lucha contra la delincuencia y la ola de violencia que nos tiene en zozobra no solo debe ser tarea de la Policía, los órganos encargados de impartir justicia y del gobierno, sino que es responsabilidad de todos. Debemos acompañar al gobierno en sus esfuerzos porque si fracasa el gobierno fracasamos todos.

En este sentido, hay mucho por hacer si se quiere ver resultados satisfactorios a corto y mediano plazo, realizando actividades inmediatas eficientes y eficaces, tomando las medidas necesarias e imprescindibles que den respuesta al pueblo hondureño y que conlleven en primer lugar a la depuración de la Policía así como de algunos operadores del aparato de justicia como una necesidad impostergable.

Es necesario también fortalecer y hacer funcional la Policía de Investigación, que es el talón de Aquiles. Debe proporcionarse capacitación permanente a los órganos de seguridad por expertos de otros países, dotándolos de la tecnología adecuada y del equipo necesario para el eficiente desarrollo de su trabajo.

Asimismo, deben hacerse funcionales los comités de seguridad ciudadana organizados por barrios en todo el país, fortalecidos y respaldados por la Policía.

Al igual que la correcta aplicación de las leyes y de todo tipo de estrategias que conlleven a devolver la paz y tranquilidad al pueblo hondureño, y no esperar a que se recrudezcan cada vez más los niveles de violencia que ya son intolerables.

Esperamos vivir en un ambiente de seguridad. Y dependiendo de la actitud ética, transparente y responsable de la Policía, una vez depurada, es posible que pueda levantar su imagen, y recuperar la confianza y credibilidad perdidas.

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