Desde que en algún momento dado de nuestra historia los diputados declaran como feriado nacional un día determinado, como reconocimiento a un prócer o héroe o como recordatorio de algún acontecimiento especial para la patria, el resto de los hondureños, como todas las demás leyes, estamos obligados a respetarlo.
Así es que a mí siempre me ha parecido una verdadera chabacanada esos contratos colectivos de trabajadores de algunos sindicatos, que establecen que si el feriado cae en un día no laborable, un domingo por ejemplo, lo trasladan al lunes para no trabajar ese día.
Pero me parece aún más insólito e irrespetuoso con la ley y con la persona o el acontecimiento que trata de remarcarse, eso de mover los días feriados para hacer “puentes” vacacionales.
Eso realmente significaría que ni a la persona o ni al acontecimiento se le da tanta importancia como para merecer que ese día sea considerado feriado nacional. Y, por lo tanto, simple y sencillamente debiera eliminarse del calendario cívico.
¿Cómo es posible, por ejemplo, que hoy, 3 de octubre, cuando conmemoramos el nacimiento del más grande de los centroamericanos, Francisco Morazán, se haya decidido irrespetar el feriado para otorgarlo el día que la selección hondureña de fútbol juego su próximo partido?
¡Esto es un irrespeto para el más grande y único estadista que ha parido esta tierra!
