Opinión

RSE o mera filantropía social

Al amparo del concepto de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), muchas empresas exhiben sendos sellos y certificados otorgados por una fundación hondureña que las hacen ver como empresas “socialmente responsables”, explotando mediáticamente el nuevo “estatus” que el sello pretende brindarles.

Cuando hablamos de las relaciones entre empresarios y consumidores en el marco de lo que es verdaderamente la RSE, nos topamos con incongruencias y paradojas que nos hacen cuestionar seriamente los criterios que se están utilizando para nombrar a una empresa como socialmente responsable.

Debemos entender bien los conceptos antes de poder entender las pretensiones que se mueven al ofrecer o recibir una certificación de empresa socialmente responsable. Primero, debemos tener en cuenta que la RSE tiene que ver con las acciones internas que las empresas desarrollan para beneficiar directamente a los empleados y empleadas de una empresa y que tienden a mejorar las condiciones de trabajo o de vida de sus empleados y, si es posible, de sus familias.

Algunas empresas suelen, al final de un período, compartir un porcentaje de las ganancias con los trabajadores y trabajadoras. Otras empresas promueven fondos de apoyo para ayudar a los empleados y sus familias cuando se ven en situaciones de dificultad o desastre, otras empresas ayudan en la educación de los hijos e hijas de sus empleados, y así podemos nombrar literalmente decenas de iniciativas de RSE.

Cosa diferente es lo que sucede en Honduras. Con el nombre de RSE se disfrazan acciones meramente filantrópicas que tienen que ver con el ámbito externo y que las empresas desarrollan y explotan comercialmente como si fueran RSE. En Norteamérica se le llama a esto “charity” (caridad): “hicimos una escuela por aquí, apoyamos una obra por acá, financiamos tal o cual proyecto, etc”. Lo bueno de la caridad es que es deducible de los impuestos y, ¿saben ustedes, público lector, qué es lo más gracioso de esto? Nosotros le estamos ayudando a muchas empresas a pagar menos impuestos al Estado para la ejecución de obras necesarias para el desarrollo del país. Son ideas creativas para evadir impuestos.

El punto es que no se puede llamar empresa socialmente responsable, por ejemplo, a un banco que sin inmutarse cobra el 52% mensual de interés a sus clientes en determinados productos, lo que redondea un 624% anual de tasa de interés. Pero lo grave es que otro banco, a sabiendas de que ese cliente ya llegó al límite de su capacidad de pago, le hace llegar un producto similar a la casa de este mismo cliente listo para que firme y así rubrique el final de su paz personal y familiar: ¿Es eso RSE? ¿Destrozar a un cliente orillándolo a sacrificar su capacidad de pago y la paz de su familia? Y después lavarse las manos diciendo como dijo un “empresario”: “…nadie le puso una pistola en la cabeza para que firmara…”. Observe con cuidado el término: Responsabilidad Social Empresarial. ¡Cuentos!

Está bien que las empresas hagan caridad ayudando a escuelas, colegios, apoyo financiero a fundaciones, medio ambiente y otras buenas ideas que se desarrollan, pero, por favor, no califiquen a una empresa como “socialmente responsable” cuando sus acciones finales o colaterales atentan contra la seguridad personal, familiar, financiera, ambiental, de salud o cualquier otro aspecto que pone en precario o amenaza las condiciones o la calidad de vida de las personas o el conjunto social en el cual vivimos y nos movemos. Mucho menos aquellas empresas que ven al trabajador o trabajadora únicamente como mano de obra y cuando ellos necesitan del verdadero apoyo de sus empleadores lo que encuentran es una puerta cerrada.

Estamos con ánimos de crear nuestro propio sello como una antítesis del certificado de RSE y con gusto se los haríamos llegar, con la publicidad adecuada, a estas empresas que realmente son “socialmente irresponsables” y les aseguramos que estas son muchas. ¿Qué opinan? ¿Lo hacemos?

Tags: