Opinión

Reafirmando la soberanía insular

La reciente visita del Ministro del Interior y Población, Áfrico Madrid, acompañado de los gobernadores de Valle y Choluteca, de efectivos de la Fuerza Naval y de comunicadores al islote de Conejo, ha sido muy oportuna, al igual que su anuncio que próximamente se procederá a construir un helipuerto, electrificando y reforestando ese territorio patrio ubicado en el Golfo de Fonseca.

Su presencia complementa la realizada por el Secretario de Defensa el primero de este mes, izando el pabellón nacional, lo que provocó una injustificada, absurda e ilegal nota de protesta de la Cancillería salvadoreña alegando que Honduras no es la propietaria del mismo.

Es necesaria la presencia civil y castrense hondureña en forma permanente en todos y cada uno de nuestros territorios, continentales e insulares; solamente así se evitará que ocurra algo similar a lo acaecido a partir de mediados del siglo XIX con Meanguera y Meanguerita, que a pesar de ser nuestras histórica y geográficamente, fueron gradualmente invadidas y ocupadas por El Salvador sin que el Estado hondureño protestara –y reaccionara-, ante este acto de agresión continuada, que culminó con el fallo de la Corte Internacional de Justicia en 1992 adjudicándolas al vecino país.

Debemos concluir que es política del Estado salvadoreño, independientemente si el Ejecutivo es ejercido por un gobierno derechista o izquierdista, el intentar expandirse territorialmente a expensas de Honduras.

También lo es la conquista económica, ya que fracasó la militar. La primera es sutil y permanente y se manifiesta de diversas maneras: adquisición de tierras a lo largo del futuro Canal Seco, con lo cual sus mercancías tendrán acceso al Atlántico; inversiones comerciales; anticipos de préstamos a agricultores con el compromiso de vender las cosechas. Para todas estas transacciones cuentan con testaferros hondureños ubicados en los más altos niveles.

El artículo 10 de nuestra Constitución, al referirse a las islas, islotes y cayos hondureños en el Golfo de Fonseca no los detalla con sus nombres específicos, a diferencia de nuestras posesiones insulares en el Caribe que sí son incluidas con sus geo-toponimos. Es necesario, entonces ampliar el contenido de este artículo.

La reciente declaración del Embajador salvadoreño en Honduras, en el sentido de que la sentencia de la Corte Internacional de Justicia que otorgó a cada una de las partes en conflicto lo que en Derecho corresponde, requiere de algunos “ajustes” es totalmente inaceptable y requiere, cuando menos, que nuestra Cancillería le exija una aclaración, ya que no está actuando por iniciativa propia, haciéndolo como representante de su gobierno y pueblo ante el nuestro.

La integración de las cinco parcelas ístmicas se imposibilita cuando uno o más de sus gobiernos recurren a crear disputas fronterizas inexistentes, de esa manera saboteando el ideal unitario de Francisco Morazán y condenando a Centroamérica a su permanente balcanización.

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