Opinión

Estamos a las puertas de un nuevo proceso electoral. Los hondureños habilitados para ejercer el sufragio el 18 de noviembre debemos hacer un alto forzoso en nuestra vida para reflexionar; no debemos votar a ciegas, por color político o por costumbre. Es importante que sepamos seleccionar al candidato a la presidencia de la República que nos presente las mejores propuestas, creíbles y realizables.

No aceptemos más discursos populistas, cursis y vacíos ni cancioncillas que son una burla y un insulto a la inteligencia de los electores.

Preguntémonos ¿qué de bueno nos han dejado los gobiernos que se han sucedido en los últimos 30 años... ¿Fue suficiente lo que hicieron? ¿Qué nos prometieron y no nos cumplieron?.

Preguntémonos ahora: ¿Qué queremos? ¿Queremos que la administración pública del Estado continúe al servicio de élites corruptas e incapaces? Estoy seguro que no. Lo que sí queremos es un Presidente de la República:

1) Que enfrente los problemas del país con verdadero sentido de estadista, íntegro, capaz, honesto e inteligente, con un equipo de funcionarios comprometidos que pongan orden y ayuden a generar políticas orientadas a realizar las reformas que romperán el círculo vicioso de nuestros males.

2) Que no esté pendiente de mendigar ayuda económica externa; si esta llega, que sea para financiar programas sociales a beneficio de los más necesitados; que la reducción de la pobreza sea un objetivo prioritario en su plan de gobierno.

3) Que reduzca el aparato gubernamental y no gaste más de lo recaudado en los impuestos.

4) Que nos haga reflexionar, persuadiéndonos de que no todo está perdido, que nos dé esperanzas e ilusiones, que nos inyecte valor, confianza y orgullo.

5) Que procure una verdadera cohesión social, la cual no se logra con bonos ni con expresiones como: “Mi pueblo” ni confrontando a la empresa privada, peor a otros poderes del Estado.

6) Que perciba el anhelo común que tienen el profesional, el técnico, el obrero, el campesino, el ama de casa, de trabajar y mejorar sus condiciones de vida y de su familia.

7) Que su preocupación sea real y permanente para que la población tenga acceso a un sistema adecuado de salud.

8) Que muestre verdadero interés para que los niños y jóvenes disfruten de un sistema de educación pública accesible y creíble, con un mínimo de 250 días de clase, que les motive el hábito de aprender para la vida, con principios y valores.

9) Que su gestión gubernamental irradie también hacia el sector rural y fronterizo, procurando con todos los medios a su alcance el desarrollo de esos sectores, para con esto frenar la migración del campo a la ciudad y al extranjero.

10) Que enfrente con acciones contundentes y ejemplares la corrupción, la violencia, la criminalidad y la impunidad que prevalecen sin vergüenza y sin temor; que sus acciones muestren dignidad, respeto y orgullo por la patria, sus instituciones y sus conciudadanos.

Además, queremos como diputados a verdaderos representantes del pueblo en el Congreso Nacional, que legislen con rigurosidad y transparencia en beneficio de nuestro maltratado país y su población; que se preocupen porque el Plan de Nación, Visión de País, no sea un papel mojado más, sino que sea capaz de fijar el rumbo, estableciendo las prioridades que deben ser atendidas por los gobernantes que pasan y pasan.

Ya no podemos seguir de acuerdo a proyectos personales o sectarios, efímeros e incapaces de hacer de Honduras una gran nación. Queremos diputados que sean un ejemplo respetando la Constitución y demás leyes.

También, queremos alcaldes idóneos, visionarios que entusiasmen a sus comunidades, preocupados por realizar obras perdurables, utilizando los presupuestos con buen juicio, honradez y de manera adecuada.

¿Qué más queremos? Las opciones las tenemos en nuestras manos, recordemos: es nuestro derecho, y este no es lo que alguien nos debe dar sino que es lo que nadie nos debe quitar. Honduras ha estado en manos de aquellos que no tienen el coraje de soñar y se han esmerado en frustrar nuestros deseos de hacer realidad los sueños nuestros.