Corruptos. Porque a cambio de dinero y poder han puesto sus cargos como operadores de justicia al servicio del narcotráfico y la corrupción, traicionando su formación, ya sea en leyes, en la milicia o la Policía, así como su deber ético y profesional, y a todo un país cuyo cielo, mar y tierra vulneran y pisotean para favorecer al crimen organizado.