Resulta sumamente alentador comprobar que en diversos campos de la cultura hondureña está ocurriendo un positivo relevo generacional en el cual los valores ya consagrados están siendo, gradual y exitosamente, reemplazados por jóvenes de talento, hombres y mujeres, que, sin desconocer los aportes de sus predecesores, buscan experimentar nuevos contenidos y formatos que amplíen las fronteras y horizontes de la literatura, la plástica, el cinematógrafo, el video, la música, en pos de fortalecer las múltiples identidades nacionales y regionales que hacen de Honduras una sociedad multicultural.
Las páginas que diario EL HERALDO dedica a la cultura dan fe de ese fermento y esas inquietudes renovadoras, que se alejan de los estereotipos respondiendo a las demandas de públicos cada vez mas versados y sofisticados, que exigen calidad, honestidad intelectual, autenticidad. Eso ha hecho posible que se dé una retroalimentación entre los creadores y los consumidores de bienes culturales.
Y esas cosmovisiones ya no solo se reducen al mundo mestizo; también las minorías étnicas buscan trascender sus espacios geográficos locales para proyectarse a toda la nación, e incluso al ámbito mundial.
Tanto los gobiernos como la empresa privada deben concluir que invertir en la cultura, lejos de ser un desembolso improductivo, oneroso, sin impacto en el desarrollo económico, por el contrario, está directamente relacionado con el bienestar, reducción de la pobreza y la satisfacción del desarrollo humano, equitativo y sostenible, incluyendo la rehabilitación de jóvenes que, por falta de estímulos y oportunidades, han sido atrapados en los laberintos de la delincuencia y los vicios. De esta manera, el fomento de la cultura se convierte en una inversión altamente rentable, en lo material e igualmente en lo social.
Pero es necesario implementar políticas culturales en cuya elaboración deben participar activamente los creadores y productores, que regulen los aspectos jurídicosy financieros, fomentando el acceso masivo, en las zonas urbanas y rurales, a fin de democratizar la cultura y no confinarla a pequeñas élites.
También las alianzas estratégicas entre lo estatal y lo particular pueden generar proyectos de alto costo que requieren de sumas elevadas.
Aquellas instituciones que a lo largo del tiempo se han erigido en mecenas, sea mediante otorgamiento de becas, montaje de exposiciones, impresión de libros y catálogos, donación de materiales, se han ganado la gratitud y reconocimiento de los creadores. Este próximo año, pese a la severa crisis económica, promete nuevas contribuciones culturales nacionales, que oxigenarán tanto a los artistas como al público, y diario EL HERALDO continuará apoyando a ambos, con el fin de fortalecer a Honduras y lo hondureño.