Gandhi dijo: “No hay un camino para la paz, la paz es el camino”. Siempre los hombres estamos buscando caminos que nos lleven a la paz, cuando esta se encuentra dentro de cada ser, en el centro del corazón.
Para procurar la paz para otros, debemos encontrar la paz para nosotros mismos. No podemos ser luz en la calle cuando nuestra casa se encuentra en plena oscuridad, donde se camina sin rumbo, tropezando, gateando, golpeándose, cayendo, a tientas, sin una señal de luz que nos oriente, que nos guíe, que nos saque del marasmo en que nos encontramos. Si no hay guía, caeremos.
La evolución del hombre es conflictiva, los registros y anales del pasado y presente muestran al hombre en estado belicoso, desde la caída del primer hombre en garras de su propio hermano, este se ha vuelto violento, como si fuera el guerrear la túnica y armadura que lo cubre.
El derramamiento de sangre es tan vasto que llenaríamos al Mar Rojo con toda la que se ha derramado, los suelos de Europa han sido regados con la sangre de millones de personas, porque en dichos suelos se han librado las dos principales guerras que han envuelto a la humanidad en una hecatombe universal, también allí se han llevado a cabo genocidios, limpieza étnicas y conquistas de imperios que han subyugado a pueblos y naciones con el filo de la espada y el derrame de sangre.
Cuando las diferencias de clases sociales, las desigualdades que la vida les da a los hombres, porque es el mismo hombre que provoca estas, trayendo consigo el resentimiento, el odio, la temeridad, la violencia y consigo el derrame de sangre, provocando caos y destrucción, entonces, nos vemos envueltos en situaciones que desgarran la paz de los seres.
Y es que encontrar la paz en los seres humanos ha sido una gran lucha. He ahí la incongruencia, que para encontrarla hay que luchar y muchos nos quedamos en esta fase; luchando.
Muchas veces decimos que por ser humanos es que pecamos, es que humillamos, es que explotamos y nos escudamos en el famoso dicho: “Todas las debilidades que tengo y sus resultados es porque soy humano”.
La paz comienza con uno mismo, en aprender amar a nuestro semejante. Digo aprender porque nadie nace enseñado, el toque fino lo dan nuestros padres, porque la enseñanza primaria es del hogar, ahí recibimos los principios de respeto, orden, honradez, responsabilidad, equidad, igualdad y tantos atributos que deben salir de los hogares dando como resultado hombres y mujeres de bien que velarán por el bienestar de los suyos y demás.
Debe ser la espiritualidad la guía principal de nuestras vidas, en ella el espíritu se realiza hacia las cumbres celestiales y por ende el hombre de Dios procurará ser un ente de paz. Nuestro Señor Jesucristo dijo: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera”. Mateo 11: 28-30.
Si las desigualdades se acrecientan día a día, si no tenemos esperanza de que nuestro presente y futuro mejorarán, si vemos que nunca tendremos oportunidades de una mejor educación, de salud, de vivienda, de trabajo, si vemos que se botan los alimentos en francachelas o por el simple derroche o porque no me gustó; si la operación se pospone para cuando haya oxígeno, torundas, para cuando la huelga cese, o cuando al doctor se le antoje, estaremos muy lejos de la paz. Cuando el maltrato intrafamiliar cese y los hombres le den la valía a la mujer; cuando nuestro corazón no se vuelva codicioso, ni avaro, que comencemos a compartir, a dar un gesto solidario, cuando aprendamos a sonreír, cuando tratemos a nuestro semejante como tal y no como escoria; entonces, estaremos poniendo los cimientos para la paz, estaremos allanando el camino para que la paz ruede sin dificultad, para que la paz florezca.
La paz es un camino, debemos transitar en él todos los días de nuestra vida, debemos atrapar las manos de otros que están a las orillas para enseñarles que la paz es el mejor camino por donde el hombre debe transitar.