Opinión

La calamidad del Hospital Escuela

Ya hace nueve meses que el principal centro asistencial del país, el Hospital Escuela, fue entregado por el gobierno del presidente Lobo a las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras; pero quienes, desde diversos rincones del país, asisten allí en busca de la salud perdida, todavía no ven los resultados positivos que se esperaban con el cambio de administrador.

Y no es que las autoridades dirigidas por la rectora de la UNAH, Julieta Castellanos, hayan hecho nada. La cuestión es que la calamidad, el desorden, las carencias, todo lo que se necesita para hacer perceptibles los cambios, y la propia demanda es tan gigantesca que lo que hasta ahora se ha hecho se diluye fácilmente en los charcos de ese mar de corrupción, negligencia e ineptitud por el que se conducía tanto ese centro hospitalario, el sistema de salud en general y prácticamente toda la cosa pública.

Mediante estudios realizados, las nuevas autoridades han puesto al descubierto el mal manejo de los recursos económicos, de personal, de equipo y hasta de las propias instalaciones, ya sea mediante compras con sobreprecios, robos, daños intencionales u otras artimañas que redundan en detrimento de la institución y, por supuesto, de los pacientes y sus familiares. Pero las cosas siguen prácticamente igual, tanto que persiste la escasez de medicinas, de equipo, de insumos. Tampoco ha mejorado el trato que reciben los pacientes, que siempre son vistos como menesterosos a quienes no se les tiene el mínimo respeto.

Y es que lo malo sí es fácilmente perceptible, como la fetidez que se sintió la semana pasada en la Sala de Medicina Pediátrica, donde estalló la tubería de aguas negras incomodando y poniendo en peligro la salud de pacientes, familiares y los propios empleados del centro asistencial. Como siempre, las excusas abundan cuando se producen hechos tan inaceptables.

Pero el principal culpable de esta situación es el mismo gobierno del presidente Lobo, que se sacudió “el bulto” jurando que se trataba de un “bombazo” en el sistema de salud, prometió a la UNAH proveer todos los recursos necesarios para realizar el cambio; pero al momento de los hechos solo multiplica las evasivas que también han servido de excusas para la inexistencia del Trabajo y la Seguridad ofrecidas durante la pasada campaña electoral.