Y vuelve la mula al trigo. Esta Honduras se nos está desmoronando, más después del terremoto que la sacudió el 28 de junio de 2009; pero ni los gobernantes ni los gobernados aprendemos nada. Seguimos como si nada.
Volvimos a ser noticia mundial por la muerte nada menos que de 360 presos y tres días después, por enésima vez, se incendian los mercados; pero los políticos siguen con su demagogia, con sus corrupciones, con sus pleitos.
Hondutel y la ENEE están cada vez peor con esos politiqueros que puso el presidente Lobo a administrarlas; los “arrozazos”, “gasolinazos”, “trancazos” y otros “azos” están a la orden del día, que ya ni el propio Mandatario los aguanta.
Las movidas están por todos lados, pero eso sí siempre en contra del pueblo y a favor de los corruptos.
Como si todo eso fuera poco, el Presidente de la República y el del Congreso Nacional insisten en estar queriendo meter sus narices en el Poder Judicial.
Lobo preguntando ¡¿Qué diablos hace un juez en la importación de arroz?! Y Juan Orlando enojado porque la Corte Suprema de Justicia encontró inconstitucional la ley que habían aprobado dándole a un grupo el control de las iglesias evangélicas del país.
Total es que así como el Congreso de Michelleti se unió con el Poder Judicial de Rivera Avilez para desnucar al Ejecutivo de Zelaya, ahora el Legislativo de Juan Orlando y el Ejecutivo de Lobo se unen contra el poder que todavía dirige Rivera Avilez. La cuestión es que a los hondureños nos pasa una, nos pasa otra; pero nosotros no cambiamos, insistimos en caminar hacia el despeñadero.