Opinión

Inseguridad en los buses

Durante todo este gobierno que está por concluir, tanto los tres ministros que han pasado por Seguridad como el de Defensa en infinidad de ocasiones han hablado de acciones para evitar los asaltos en las unidades de transporte; pero en la práctica todo se ha quedado en palabras, en promesas.

Ni el mayor involucramiento de los militares en labores policiales ni el nombramiento de Arturo Corrales como ministro de Seguridad han logrado neutralizar la acción delictiva contra la ciudadanía honrada ni siquiera en las unidades del transporte público, un espacio reducido que recorre siempre la misma ruta, como tampoco han sido capaces de brindar seguridad a los empresarios y a los trabajadores del transporte que a diario son víctimas de extorsiones, quema de vehículo, amenazas y asesinatos.

Por ejemplo, solo este fin de semana dos personas murieron como producto de la inseguridad imperante en las unidades de transporte urbano. En el primer caso, un hombre fue acribillado en el interior de un autobús en la colonia La Unión, de San Pedro Sula, por dos delincuentes que antes habían despojado de sus pertenencias a varios pasajeros.

En el segundo caso, la vicealcaldesa de El Porvenir, Francisco Morazán, perdió la vida al impactar contra el pavimento después de que, presa del pánico, saltó desde el busito “ejecutivo” en marcha que era asaltado por dos delincuentes en el bulevar Fuerzas Armadas de esta capital.

Y no solo se trata de la incapacidad investigativa para identificar y sacar de circulación a la gran cantidad de asaltantes que pululan en las diversas rutas del transporte, sino la falta de consistencia también en la rudimentaria estrategia de ubicar elementos policiales o militares en el interior de las unidades.

Es obvio que la inseguridad en los buses, la impunidad con que actúan los antisociales, es parte de la incapacidad gubernamental para adoptar medidas concretas y efectivas para garantizar la vida y los bienes de la ciudadanía honrada, a pesar de los grandilocuentes anuncios y de la creciente cantidad de dinero que el Estado otorga para tal fin.

Ya es tiempo que los ministros de Seguridad, Arturo Corrales, y de Defensa, Marlon Pascua, actúen con más contundencia y efectividad; pues los aterrorizados hondureños estamos cansados de anuncios, de promesas, mientras los delincuentes siguen operando tranquila e impunemente.