Opinión

Tras el zafarrancho protagonizado por la representación de Libre en el Congreso Nacional y la pugna por el control del mismo, el Partido Liberal ha salido al paso dando los votos para que el partido de gobierno asuma el control de la cámara legislativa. Y lo ha hecho por la gobernabilidad del país, según lo han expresado sus dirigentes. Los liberales, que tras la crisis política de 2009 salieron golpeados sin que lograran recuperarse, han pasado a ser la tercera fuerza política y el fiel de la balanza en la toma de decisiones legislativas.

Ahora bien. Los liberales han logrado el compromiso del Partido Nacional de revisar las medidas fiscales aprobadas a matacaballo en diciembre pasado, particularmente lo relacionado con ampliar la lista de la canasta básica exonerada del ISV, algo que había generado una airada protesta de diferentes sectores sociales.

“La respuesta (del presidente electo Juan Orlando Hernández) es sí se apoya la derogatoria del Impuesto sobre Ventas a la canasta básica. Los productos van a quedar sin impuesto al igual como estaban antes”, dijo el miércoles en conferencia de prensa el excandidato Mauricio Villeda, en la que dio a conocer el logro liberal como partido de oposición que ya había sido prematuramente anunciado por el diputado Marco Antonio Andino en la caótica reunión del martes en el Congreso Nacional.

Pero Villeda adelantó que los liberales en el Congreso Nacional no se conformarán con esta disminución del impacto del paquetazo. “Vamos por partes, ahorita lo que nos interesaba era lo de la canasta básica y lo logramos desde la oposición. Lo hicimos sin romper micrófonos, sin robar campanas, lo logramos democráticamente”, aseveró.

De esta manera los liberales contribuyen a que los nacionalistas tengan control del Congreso Nacional, pero haciendo una oposición responsable que resulta indispensable para la gobernabilidad que permite el bienestar de la población hondureña y el mantenimiento de la democracia en que vivimos.

Esta es una muestra, pues, de que la oposición puede hacerse jugando con las reglas de la democracia en beneficio de los hondureños y no generando caos y anaraquía que solo conduce a la ingobernabilidad y al deterioro institucional.

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