No cabe duda de que la grandeza de las naciones y de sus líderes se origina en el respeto que estos tributan a sus jueces y debe evidenciarse continuamente por medio de sus actos, respetuosos siempre del hombre o mujer que como juez encarna la fortaleza institucional de una nación.
Como tributo a aquellos jueces que actúan con independencia y que imparten justicia subordinados únicamente a las leyes y la Constitución, transcribo el título de este artículo de la magnífica obra del doctor Piero Calamandrei y algunas líneas tomadas de otras publicaciones que han recogido eventos y frases históricas que evidencian el respeto que esperamos algún día podamos tener los hondureños hacia la Constitución, las leyes y los jueces.
En 1948 el entonces presidente del Perú, doctor José Luis Bustamante y Rivero, fue depuesto de su cargo mediante golpe de estado perpetrado por el general Manuel Odría, quien luego fue “electo” presidente del Perú en 1950. Tomado de la obra del Dr. Domingo García Rada titulada “Memorias de un juez”, transcribo a continuación la conversación que se verificó entre el general Odría y el magistrado Domingo García Rada, como consecuencia del recurso de habeas corpus presentado por el Dr. Bustamante y Rivero desde su exilio forzoso.
“Odría: Recuerde esto bien Sr. Dr., yo no perdono a quienes no me sirven.
García Rada: Señor, yo no tengo dinero y vivo de mi sueldo de la Corte, no voy a dejar a mis hijos sino mi nombre; mi honor es mi único patrimonio y no lo pierdo; si se lo doy a usted señor, ¿con qué me quedo?
No puedo, señor Presidente, mi conciencia es lo primero. No tengo nada y espero el sexto hijo en estos días, pero quiero dejarles mi nombre tan limpio como lo recibí.
Odría: Fíjese, doctor, usted preside un tribunal de alta jerarquía en la capital de la República y debe tener en cuenta los intereses del país, a quien no le conviene que ingrese el doctor Bustamante. En nombre del Perú, yo le pido que vote en contra del ingreso del ex-Presidente.
García Rada: No, señor, el país me pide honradez y dedicación, la política se la dejo a usted. Yo he adquirido con el país el compromiso de administrar justicia con rectitud y lo cumplo; quiero que el día de mañana en que usted deje la presidencia mi nombramiento sea una de las cosas buenas que usted ha hecho y deseo que usted mismo esté convencido que como simple particular y aún sin el favor político, pues no sabemos cómo irán las cosas, esté seguro que cuando recurra a mí, siempre encontrará justicia, sea a favor o en contra del poderoso. Yo solo puedo ejercer justicia recta, no impuesta ni dictada.
Odría: Piénselo usted doctor, y mañana me contesta.
García Rada: Es inútil, señor Presidente, hace muchos días que venimos conversando y pensando en la resolución, y estoy convencido de que el doctor Bustamante tiene razón; el decir que lo voy a pensar sería engañarlo, y creo que un vocal de la Corte de Lima no puede engañar al Presidente de la República”.
James Madison, ex-Presidente de los Estados Unidos de América dijo: “Si los hombres fueran ángeles, no habría necesidad de gobierno. Si los ángeles gobernaran a los hombres, no habría necesidad de controles internos ni externos sobre el gobierno. Al construir un gobierno que ejerza el poder del hombre sobre el hombre, la mayor dificultad es la siguiente: el gobierno debe tener poder para controlar a los gobernados al tiempo que debe ser obligado a controlarse a sí mismo. Del pueblo proviene sin duda el control primario sobre el gobierno, pero la experiencia le ha enseñado a la humanidad la necesidad de tomar medidas auxiliares”
Para finalizar, citamos las palabras del Barón de Montesquieu: “Todo estaría perdido si el mismo hombre, el mismo cuerpo de personas principales, de los nobles o del pueblo, ejerciera los tres poderes: el de hacer las leyes, el de ejecutar las resoluciones públicas y el de juzgar los delitos o las diferencias entre particulares.”
Creemos que no hay mucho más que decir.
Tegucigalpa, MDC, 26 de diciembre de 2012