Si hay un funcionario público que ha logrado, como pocos, el apoyo, la solidaridad y simpatía de la población en general ha sido Marlon Escoto. Así fue en su lucha contra una dirigencia magisterial reacia y nociva, cuyos resabios impedían alcanzar metas como los 200 días de clases. Lo que ahora es cosa superada y uno de los mayores logros de su gestión, marcada también por constantes denuncias de nepotismo, entre otras irregularidades. Pero ha pesado más la balanza a su favor, tanto que muchos se hicieron de la vista gorda ante el hecho de que era rector de la Universidad Nacional de Agricultura (UNA), en Olancho, cuando asumió como secretario de Educación, luego fungió como vicerrector y ahora es nuevamente rector.
Pero las palabras de Escoto ante la publicación de EL HERALDO sobre las infrahumanas condiciones en que viven unos dos mil estudiantes becados de la UNA, algunos durmiendo en el suelo y en un ambiente fétido, en cuarterías alquiladas cuyos dueños para colmo de males son parientes suyos y de funcionarios de la universidad, dejan perplejo a cualquiera. Convenientemente, en algunos locales el pago por habitación no es fijo, sino que aumenta con cada nuevo estudiante alojado. De allí que el hacinamiento, con hasta 22 jóvenes en una pequeña habitación, es de beneficio para ellos. Y hay que mencionar también los servicios médicos que los suegros de Escoto ofrecen a la UNA.
Aquí un compendio de las declaraciones del ministro, para que el lector saque sus conclusiones, si es que no lo hizo ya.
“En la zona rural duermen dos en cada cama (...) esta universidad no es de ricos, es de gente pobre (...) Yo me gradué bajo esas condiciones”...
“Yo estudié en ese internado y vivíamos diez el primer año y no me pasó nada”... “No reconozco la crítica de quienes nunca han hecho nada”...
“Bueno, ¿y cuál es el delito?”... “Yo realmente no entiendo cuál es el interés”... “Yo no alquilo vivienda ni soy proveedor ni tengo ningún beneficio ni nunca lo he tenido (...) quienes se benefician son los que alquilan”... “Una cuestión de mezquindad, detrás de un tema muy particular de cuanto vale un alquiler (...) frente al beneficio”.