Todos creíamos que tras la aprobación hace medio año de la nueva Ley de Transporte Terrestre veríamos acciones para mejorar el servicio en beneficio del usuario. Sin embargo, en su lugar, se nombra una Comisión Liquidadora para hacer una barrida de empleados en la Dirección General de Transporte (DGT), algo que debió haberse hecho desde hace tiempo.
Cuesta aún más entender por qué, si ya había una Comisión Interventora desde 2014, se nombra ahora a una Liquidadora para hacer el trabajo que aquella bien pudo, y más bien debió, haber realizado desde hace mucho.
Pero como no se hizo, se recurre a lo de siempre, nombrar otra comisión con tres burócratas más para que realicen la cancelación del personal de la institución, que en la actualidad es de 600 trabajadores, de los que 55 son de campo y el resto, insólito pero cierto, de oficina.
Lo que se teme es que esta medida venga a darle más largas al cambio que tanto urge en el transporte hondureño y que la nueva ley contempla a favor del sufrido usuario de un servicio que deja mucho qué desear.
Como ya lo hemos señalado en esta columna editorial, la Secretaría de Infraestructura y Servicios Públicos (antes Secretaría de Comunicaciones, Obras Públicas y Transporte) ha sido desde siempre un nido y una fuente de corrupción, politiquería y tráfico de influencias, por donde han desfilado activistas políticos y “paracaidistas”, y donde se ha practicado el tráfico de permisos de operación de la forma más desordenada porque el criterio preponderante ha sido la coima a recibir. Lo que menos se espera es que, tal como lo anunció el gobierno, la Junta Interventora de la DGT le pase al Ministerio Público toda la información de las irregularidades halladas durante sus dos años de función. Hasta el sol de hoy seguimos esperando también los resultados de la auditoría que en 2014 anunció que haría el Tribunal Superior de Cuentas en Transporte.
Ojalá que la serie de medidas anunciadas por el gobierno no se queden solo en palabras y sirvan para darle un vuelco a este rubro de tanta incidencia en la vida de la mayoría de la población.