Más de 50 días después de iniciadas las protestas estudiantiles que han obligado a la suspensión de clases, la búsqueda de una salida a la crisis de la UNAH se encuentra en un punto muerto.
Al menos es lo que se deduce tras el último y fallido intento de las autoridades por alcanzar un acuerdo con el movimiento estudiantil.
Aunque este ha logrado cierto nivel de simpatía entre la población universitaria, las últimas acciones que hemos visto hacen traslucir que lo menos que se quiere es solucionar el conflicto.
Y es que con la terquedad evidenciada en la última reunión, en la cual los estudiantes exigieron derogar en su totalidad las normas académicas, justo cuando las autoridades llevaban una respuesta positiva a los dos puntos condicionantes planteados en un inicio, la dirigencia estudiantil solo está prolongando la crisis.
Si de parte de las autoridades de la universidad nacional hay un compromiso para limpiar los expedientes de los estudiantes procesados, que era el primer reclamo, ¿por qué no actuar en consecuencia?
La dirigencia estudiantil debe mostrar más voluntad para dialogar y construir en pos de una solución al conflicto. Y actuar con responsabilidad y en consonancia con lo negociado para restablecer la confianza, sin la cual es imposible avanzar.
Los estudiantes que llevan la voz cantante en esta lucha, que asumimos es académica, no deben dejar espacio para suponer lo contrario, que detrás hay intereses alejados de la universidad.
Y es que pareciera que lo que está trabando el diálogo son las inclinaciones políticas e ideológicas, cuyo propósito es el de mantener a la UNAH en crisis y en desasosiego al país.
Al final, son los estudiantes y los padres de familia que con mucho sacrificio los sostienen quienes van a pagar las consecuencias de este problema, que se ha extendido demasiado.
En cinco o diez años, a muchos lo que menos importará es quién ganó esta pelea, sino el tiempo perdido en estos años de su juventud.
Porque la juventud, el divino tesoro al que con nostalgia le escribió Rubén Darío, no es eterna